martes, 29 de diciembre de 2015

USA. DIVERSIDAD CULTURAL, INMIGRANTES EUROPEOS, INDIOS, NEGROS Y RELIGIÓN.,




 USA. DIVERSIDAD CULTURAL, INMIGRANTES EUROPEOS, INDIOS, NEGROS Y RELIGIÓN

EXPLICACIÓN NECESARIA PARA ENTENDER LA INTROMISIÓN INGLESA EN EL TERRITORIO DE AMÉRICA

 La repartición del mundo entre las dos potencias marítimas del siglo XV: España y Portugal, dictaminadas por el Papa Alejandro VI. Todos los territorios al Occidente de las líneas eran para España.
El rey inglés Enrique VII se inconformó con esa decisión y envió una pequeña armada al mando de Giovanni Gabotto para tomar posesión del litoral noroccidental del Continente.
Una tormenta hundió las naves antes de tocar tierra muriendo todos sus ocupantes.



LAS LÍNEAS ALEJANDRINAS

  

TERRITORIOS QUE SE ADMINISTRABAN DESDE LA CIUDAD DE MÉXICO, CAPITAL DE LA NUEVA ESPAÑA.

En este mapa de principios del siglo XVIII se indica en color rojo los territorios ocupados por la Corona Española, ya desde fines del siglo XVI, los ingleses se habían establecido ilegalmente en varios puntos de la costa oriental de América, desde donde comenzaron su marcha hacia el oeste en constante conflicto con la Corona Española. La apropiación ilegal del territorio español,  comenzó por el pirata inglés Walter Raleigh en 1580, este territorio fue llamado por él Virginia.
  
NOTAS SOBRE EL PRINCIPIO DE LAS 13 COLONIAS ANTECESORAS DE LA REPÚBLICA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.


DIVERSIDAD SOCIOCULTURAL, INMIGRANTES EUROPEOS, INDIOS, NEGROS Y RELIGIÓN

La variación étnica, racial y religiosa, de la colonización inglesa en Norteamérica, comenzó a darse desde sus inicios. Aun cuando el gobierno inglés nunca tuvo un programa de emigración, las Compa­ñías Mercantiles se encargaron de establecerlo al llegar gran cantidad de inmigrantes de casi todo el norte de la  Europa protestante.
La primera colonia, la de Virginia, se formó en 1607. Muchos de los primeros inmigrantes murieron, así que pronto se pidieron más hombres a la compañía fundadores. Al saber del fracaso inmi­nente de la colonia hubo que pagar a los que aceptaran ir a Virginia y castigar a los que pretendían regresar a Inglaterra. 
Sinembar­go, la situación empezó a cambiar con la primera cosecha de taba­co, cuando Virginia descubrió que era un producto tan rico como el oro. La compañía decidió fomentar su cultivo. Yen 1616 ideó la política de plantaciones particulares por medio de la cual ofrecía donaciones de tierra a los grupos de ingleses que llevaran trabaja­dores. Así, en cuatro años se otorgaron 50 donaciones a grupos que habían transportado de l00 a 400 hombres. Por lo tanto, se puede decir que la primera colonia se fundó como una empresa mercantil y que la temprana historia de su sociedad puede explicarse por me­dio de las relaciones entre los factores de producción: recursos físicos, trabajo y capital.
  
En 1617 el CONSEJO REAL INGLÉS autorizó el traslado de prisioneros a Virgínia. Un siglo después seguía fomentándola; en 1714 el Parlamento autorizó una ley para que los prisioneros por crímenes menores pudieran irse a las colonias en donde pagarían sus penas como sirvientes escriturados por siete años, mientras que los condenados a muerte podían salvarse por medio de 14 años de servidumbre. Ante tal política Benjamín Franklin en 1776 acusó al gobierno inglés de, que "vaciar sus cárceles en nuestras colonias es un insulto y un desaire, la medida más cruel que una nación ha hecho a otra.

La política inglesa de emigración consistió en dejar ir a las colonias a todos sus indeseables, ya fueran prisioneros, vagabundos o disidentes religiosos y políticos; es decir, era una válvula de escape para muchos problemas nacionales.

Además, la experiencia dejada por la conquista de Irlanda los había convencido de que no podían absorber a los indios nativos, por lo cual había que desplazarlos y trasplantar la sociedad inglesa a América, donde su meta era formar un apéndice de Inglaterra. Cincuenta años después de la fundación de la primera colonia, casi 200 mil ingleses habían llegado a América. En cambio, en tres siglos sólo 300 mil españoles inmigraron al nuevo continente.
 ** De ahí resulta que en las trece colonias se formó una sociedad inglesa con minorías europeas que relegó al mundo indígena, mientras Hispanoamérica continuó siendo un mundo indígena con minorías mestizas y españolas. La Casa de Contratación española era quien controlaba la emigración y prohibía que extranjeros, herejes, criminales y sujetos indeseables llegaran a las posesiones españolas.
La compañía de Londres y Virginia ofreció 50 acres de tierra a quien transportara una persona. A ese método ideado por la compañía se le llamó el sistema de derechos por cabeza (headright-system). Probó ser tan eficaz que, cuando la colonia pasó a ser colonia real en 1625, el sistema prevaleció hasta la época de la independencia; y todo propietario, grande o pequeño, recibía tierra en recompensa por llevar un inmigrante.

  Como consecuencia, el fomento de la inmigración pronto se volvió un negocio, fletándose innumerables barcos para dedicarse al comercio de los europeos que, no pudiendo comprar su pasaje: irán "vendidos" por los capitanes a los colonos por unos años y éstos a su vez obtenían la tierra deseada. Uno de los primeros ensayos fue el envío de dos cargamentos de 100 niños pobres en 1619 y en 1620. La compañía les proporcionó comida, ropa y los colocó de aprendices entre los colonos. Cuando llegaron a la mayoría de edad les proporcionaron 50 acres de tierra así como las herramientas necesarias para cultivarlas.

En su afán por lograr que los colonos permanecieran en Virginia y establecieran una comunidad, en 1619 la compañía gestionó el envío de mujeres para la formación de familias. Cada colono interesado pagó 150 libras de tabaco para obtener esposa. Posteriormente, las mujeres con sus familias llegaron a establecerse en las demás colonias, donde fueron figuras importantes en su desarrollo, aun cuando según las costumbres de la época, no podían votar ni ser propietarias.

Ese mismo año de 1619, la Compañía 'Holandesa de las Indias Occidentales llevó el primer cargamento de negros a Virginia. Era imperativo obtener mano de obra y los indios norteamericanos no se prestaban para tal empresa. De ahí entonces que el tráfico de ne­gros se convirtiera en un comercio productivo conforme iba pasan­do el tiempo. Después de 1680 aumentaron porque se dieron leyes permitiendo la compra de enormes porciones de tierra para el culti­vo del tabaco. Para 1710 las colonias de Maryland y Virginia tenían una población de 120 000 blancos con 30 000 esclavos negros.

   Richard B. Morris ed., A history 01 The American Worker, Princeton New Jer­sey, Princeton University Press, 1985, p. 12.
   "Bernard Bailyn, The Oreal Republic, Boston, Litt1e Brown and Company,
1979, p. 17. "20 hectáreas. El mundo colonial inglés (1607-1763)

En 1620, en Norteamérica, el mundo inglés se componía de cinco clases de inmigrantes: los colonos, que habían llegado a Vir­ginia por motivos lucrativos; las mujeres, cuyo motivo principal había sido la búsqueda de matrimonio, los ex presidiarios ingleses y los negros, inmigrantes forzados, vendidos por sus propias autoridades o secuestrados por los traficantes. 

 A ellos había que añadir el quinto grupo, formado de disidentes religiosos llegados a Plymouth. Así que religión y comercio fueron los grandes motivos de inmigración.

Con el paso del tiempo, otros núcleos de inmigrantes continuaron llegando. La mayoría de los que se dirigieron al Norte, a Nueva Inglaterra, buscaban libertad religiosa.

"Forrest McDonald, el al.. The Last Best Hope, Reading, Mass, Addison Wes­
ley Publishing Co., ,1972, p. 63.
EUJA: Documentos de su historia socioeconómica
l. El mundo colonial inglés (/607-1763)

Los que llegaban al Sur querían tierras. Sin embargo, en el Norte, los disidentes religiosos pronto empezaron a poner trabas a la inmigración. De 1630 a 1640 habían llegado más de veinte mil, suficientes para bastarse a sí mismos en sus pequeñas granjas, aunque tenían otras religiones e ideologías.

Desde el principio, sus dirigentes se decidieron por una política selectiva, que se convirtió en tradición por casi tres siglos. Por los archivos sabemos que expulsaban a Inglaterra a todos los indeseables. A los que se quedaban los ponían en observación durante un mes para decidir si los aceptaban. En Rhode Island se decidió que sólo podrían quedarse aquéllos por quienes los habitantes votaran a favor. En New Haven se formó un comité para decidir la entrada de extranjeros, con el permiso de azotar a los indeseables.

En cambio, en el Sur (Virginia y Maryland), la política de inmigración fue abierta. Necesitaban gente y asumieron la obligación de transportarla o pagar al que lo hiciera. De ahí surgieron varios gru­pos de inmigrantes blancos, como los sirvientes escriturados y los rescatados. Los sirvientes escriturados eran personas que por contrato se obligaban a servir unos años a cambio del pasaje a América y un pedazo de tierra e implementos al finalizar su contrato. Entre ellos había voluntarios y secuestrados. Se dice que la cifra de los secuestrados mediante fraude o violencia era de unos diez mil al año. Los redimidos o rescatados eran los que para pagar su pasaje aceptaban ser "vendidos" temporalmente por el capitán del barco. Muchos alemanes llegaron de ese modo durante él siglo XVIII.
  
A los inmigrantes ingleses, ya fueran libres o sirvientes, se agregaron en 1664 los holandeses y suecos que vivían en Nueva Amsterdam y Delaware. Ese grupo se consiguió por conquista, ya que Inglaterra decidió apoderarse de las posesiones holandesas. De esa manera se organizaron las colonias centrales que servirían de eslabón en la cadena de establecimientos ingleses del Norte y del Sur.
La política también aportó elementos para fomentar la inmigración. En la década de 1650 el gobierno puritano emanado de la guerra civil inglesa envió grupos de irlandeses y escoceses a trabajar en América. Después de cada rebelión partieron más y más de ellos hacia las colonias. La guerra civil en Inglaterra causó también un éxodo hacia las colonias del sur, de tal manera que Virginia triplicó su población en el periodo de 1642 a 1644.

A fines del siglo XVII tuvo lugar un nuevo éxodo: el de los cuáqueros que, perseguidos en Inglaterra, buscaron libertad religiosa y civil en una nueva colonia, a la que llamaron Pennsylvania y esta­blecieron allí una política de inmigración abierta, por lo que miles de alemanes, 225 mil, entre 1710 y 1770 se asentaron allí.
Existen muchos testimonios de la gente que arribó a las trece colonias. Algunos alabaron la nueva tierra y otros la repudiaron. Varios publicaron consejos a los emigrantes con la idea de hacerles más fácil su paso a América, mientras que otros trataron de disua­dirlos. Para mediados del siglo XVIII, la miseria causada por las numerosas guerras en Europa forzó a mucha gente a emigrar. La mayoría de los gobiernos coloniales dictaron leyes para tratar de re­gularizar la inmigración con la idea de que la gente llegara sana y' bien  alimentada. En el siglo XVIII se empezó a permitir la naturalización y en 1740 el rey Jorge 11, por motivos económicos, concedió la ciu­dadanía a varias minorías religiosas a excepción de los católicos.

Aunque las colonias inglesas formaron un mundo abierto a otras nacionalidades, la discriminación racial, étnica y religiosa surgió temprano en su historia. Compartían las opiniones del holandés Jonas Michaelies en cuanto a la imposibilidad de redimir a los indios y cerraban sus círculos en cuanto a la llegada de "here­jes": los cuáqueros fueron perseguidos y se dieron órdenes para ex­pulsarlos de todas las colonias excepto de Rhode Island.
  
En Nueva Amsterdam, los colonos se negaron a servir en la milicia con los in­migrantes judíos. Nueva Inglaterra fue un mundo abierto sólo a los calvinistas puritanos; la discriminación 'religiosa fue un hecho. La racial también: negros e indios fueron repudiados aunque algunas voces se alzaron en su defensa. Pero hay testimonios que defendieron la posibilidad de un mestizaje con los indios, e hicieron ver que éste no había tenido lugar por prejuicios raciales. En cuanto a su opinión acerca de los nativos, los testimonios se alternan: algunos tuvieron una visión idílica mientras que otros los vieron como seres casi diabólicos y quizá por eso les asignaron el color rojo, cuando en realidad son morenos. Pasados los primeros años, los mismos indios se negaron a integrarse al mundo inglés.
 *Degler y otros. Historia de los Estados Unidos, México, Limusa, 1981, p. 9.

A pesar de que en algunas colonias hubo bastante igualdad en­tre colonos ingleses y otros europeos, en aquellas donde algún gru­po llegaba a ser numeroso, se les discriminaba, como fue el caso de los alemanes en Pennsylvania. En 1751, Benjamín Franklin pregun­tó: ¿Por qué permitimos a los patanes del Palatinado llenar nues­tras comunidades y establecer su lenguaje y sus costumbres hasta excluir las nuestras? ¿Por qué va Pennsylvania, que fue fundada por ingleses, a convertirse en una colonia de alemanes, extranjeros que pronto serán tan numerosos que nos germanizarán en lugar de que los an­glicanicemos?

Casi desde el principio de su historia, los norteamericanos han alternado entre hospitalidad e histeria acerca de los recién llegados. El famoso "melting pot" no es más que un mito. La cultura colonial muestra una compleja fusión de fe religiosa, convicción política, interés económico e idealismo social.
-Lance Morrow, "Inmigrants" , Time, vol. 126, No. 1, Julio 8, 1985. p. 25.


INMIGRANTES

REVERENDO WILLIAM CASTELL: RAZONES PARA EMIGRAR (1641)*

 De una petición hecha por el reverendo William Castell al Parlamento para difundir el evangelio en' América.
“Cuando un reino comienza a ser agobiado por la carga excesiva que representa una gran multitud de personas (como sucede actualmente en Inglaterra y Escocia), el tener un lugar adecuado donde establecer colonias no es precisamente un pequeño beneficio: y tales son las partes Noreste y Noroeste de Norteamérica, entre los grados 25 Y 45 de latitud norte, las que en este momento se nos ofrecen para que las protejamos de la conocida “crueldad” de los españoles, excesivamente cercanos.”

Una gran extensión de tierra que contiene campos espaciosos, saludables, agradables y fértiles, no sólo aptos, sino ya provistos de todo lo necesario para la subsistencia del hombre: granos, pastos y ganado sano y en buena forma, además de pescado, aves, frutos y hierbas en abundante variedad.

Sin ir muy lejos, con sólo ver el sur de Virginia, (que nos perte­nece) encontraríamos todo tipo de provisiones para vivir. . . y casi todo lo necesario para el embarque, que sí ha de utilizarse de esa for­ma; aquellos a quienes se enviara fuera del país, pueden (con la ben­dición de Dios), en corto tiempo y en legítima recompensa por su aventura, dar a cambio a este reino, provisiones de plata y oro, perlas y piedras preciosas, puesto que sin lugar a dudas tal tesoro ha de haberse si no ahí, en lugares no remotos, en donde hasta ahora el reino español no tiene nada que ver. Y en caso de que tal sucediera habría que arrebatárselos.
*
En Emily Davie, comp" Profile olAmerica. An Autobiography 01 the U.S.A.. Nueva Yorl(, Thomas lo Crowell, 1957, p. 50.
EVA: Documentos de su historia socioeconómica

KALM: TRABAJADORES EN LAS COLONIAS (1735)*

Los sirvientes que se utilizan en las colonias americanas inglesas son o bien hombres libres o bien esclavos; y los primeros son, a su vez, de dos tipos diferentes. 
1. Aquellos que son del todo libres trabajan por un año. No se les permite dejar su trabajo al término del año, pero pueden irse en cualquier momento si no están de acuerdo con sus amos. En ese caso, sin embargo, corren el peligro de perder sus salarios, que son considerables. Un criado que tenga algunas facultades recibe entre 15 y 20 libras de Pensylvania al año, pero los que están en el campo no ganan tanto. Una criada percibe 8 libras o diez al año. A estos sirvientes se les da la comida además de su sueldo, pero deben comprar su propia ropa, y agradecer la que reciben gracias a la bondad del amo.
2. La segunda clase de sirvientes libres está compuesta por per­sonas tales como las que vienen cada año de Alemania, Inglaterra y otros países, con el fin de asentarse aquí. Cada año, estos recién negados que son muy numerosos; hay viejos y jóvenes, y de ambos sexos; algunos han huido de la tiranía bajo la cual, supuestamente sufrían. 'Otros fueron arrojados de su país por una persecución de tipo religioso; pero la mayoría son pobres, y no tienen bastante di­nero para pagar su pasaje, que cuesta entre 6 y 8 esterlinas por persona; por lo tanto, acuerdan con el capitán que a la llegada permitirán que se les venda por unos cuantos años. En ese caso, la persona que los compra paga su flete.

 Pero a menudo viene gente muy vieja que no puede pagar su pasaje; venden, por consiguiente, a sus hijos de tal forma que estos trabajan tanto por ellos mismos como por los padres. Hay, además, algunos que pagan una parte de su pasaje, y son vendidos sólo por un corto tiempo.
.Tomado de A trip to America, en The Annals. . ., vol. 1, p. 476-479.

Parece, por estos detalles, que el precio de los extranjeros po­bres que vienen a Norteamérica no es parejo y que algunos de ellos trabajan como sirvientes un tiempo más largo que otros. Cuando su tiempo termina, reciben del amo un juego nuevo de ropa y algu­nas otras cosas. Este, está igualmente obligado alimentarlos y vestirlos durante los años de su servidumbre. Muchos de los alemanes que vienen aquí traen consigo el dinero suficiente para pagar su pasaje, pero permiten que se les venda con el propósito de obtener, durante su servidumbre, algún conocimiento del idioma y de las ca­racterísticas del país, y otras cosas por el estilo, para poder así con­siderar mejor lo que harán cuando tengan su libertad. 

Dichos sirvientes son preferidos a todos los demás, porque no salen tan caros pues el comprar a un negro o a un esclavo negro requiere demasiado dinero todo de golpe, y los hombres o las don­cellas que reciben salarios anuales son también demasiado costo­sos; pero este tipo de sirvientes, puede conseguirse con la mitad del dinero, y hasta por menos ya que normalmente pagan 14 libras, moneda de Pennsylvania, por una persona que habrá de servir durante cuatro años, y así sucesivamente, en proporción a esto. Sus sala­rios, por lo tanto, no pasan de 3 libras, moneda de Pennsylvania, al año. A este tipo de sirvientes, los ingleses los llaman servidores. Cuando una persona ha comprado a un sirviente de esta clase por cierto número de años, y tiene la intención de volverlo a vender, tie­ne libertad para hacerlo; pero está obligado, al expirar el término de servidumbre, a proveer al sirviente con la vestimenta acostum­brada, a menos que haya hecho esa parte del trato con el comprador.
Los ingleses y los irlandeses se venden generalmente por cuatro años, pero los alemanes con frecuencia se ponen de acuerdo con el capitán antes de pagarle cierta suma por tal número de personas; tan pronto como arriban a América, recorren el área buscando y tratando de conseguir a un hombre que les pague el pasaje. A cam­bio, según las circunstancias, le dan uno o varios de sus hijos para que los sirvan durante cierto número de años; por último realizan su negocio con el mejor postor.

Los negros o las personas de color, forman la tercera clase. En cierta forma, son esclavos; pues, una vez que un negro es com­prado, es el sirviente del comprador de por vida, a menos que éste se lo dé a otro o lo ponga en libertad. Sin embargo, el amo no tiene poder para matar a su negro por una falta cometida; debe dejar que los magistrados procedan de acuerdo a las leyes. Anteriormente, se traía a los negros del África, y los compraba casi todo aquél que podía darse el lujo. Solamente los cuáqueros sentían escrúpulos por tener esclavos; pero ya no son tan meticulosos, y tienen tantos negros como cualquier otra gente. Sin embargo, muchas personas no pueden hacerse a la idea de que mantener esclavos es contrario a las leyes de la Cristiandad.

 Hay también varios negros libres en la ciudad, quienes han tenido la bastante suerte de tener un cuáquero muy ferviente por amo, quien les dio la libertad, después que lo hubieron servido fielmente durante algún tiempo.

En la actualidad, rara vez traen negros a las colonias inglesas, pues aquellos que trajeron anteriormente aquí, se han multiplicado enormemente. En cuanto a su matrimonio, proceden de la siguiente manera: en caso de que uno tenga no solamente varones sino tam­bién mujeres negras, deben casarse entre ellos, y entonces todos los hijos son esclavos de uno. Pero si solamente se posee un negro va­rón, y él siente inclinación por casarse con una mujer que pertenece a diferente amo, no se presiona al negro por tan delicada situación; pero no es de ningún provecho para uno, pues los hijos le pertenecen al amo de la mujer. Por consiguiente, es ventajoso tener mujeres negras.
El hombre que mata a su negro debe pagarlo con su muerte; sin embargo, no existe ningún ejemplo aquí de que un hombre blanco haya sido ejecutado por este motivo. Hace pocos años, sucedió que un amo mató a su esclavo; sus amigos, y hasta los magistrados, le aconsejaron secretamente que abandonara el país, ya que de otro modo no podían evitar tomarlo prisionero, y entonces sería condenado a morir. de acuerdo a las leyes del país, sin esperanzas de salvarlo. Se le aplicó esta indulgencia para que los negros no tuvieran la satisfacción de ver a un amo ejecutado por matar a su esclavo; ya que esto los hubiera conducido a realizar toda clase de designios peligrosos contra sus amos, y a considerarse a sí mismos de demasiado valor.

Como mencioné antes, los negros se trajeron con anterioridad del África; mas ahora rara vez sucede esto, pues los compran en las Indias Occidentales, o en las Islas Norteamericanas, a las que se les trajo originalmente desde su país de origen, ya que se encontró que al transportar directamente a los negros desde África a estos países nórdicos, su estado de salud no es tan bueno como cuando cambian de lugar gradualmente, y son primero llevados del África a las Indias Occidentales, y de allí a Norteamérica. Con frecuencia, se ha encontrado que los negros no soportan el frío de aquí tan bien como los europeos o los blancos; pues, mientras que a estos últimos no les afecta el frío en lo más mínimo, a los primeros se les congelan frecuentemente los dedos de las manos y de los pies.

Existe también una diferencia material entre ellos respecto a es­te punto; pues los que vienen directamente desde África no sopor­tan tan bien el frío como los que o bien nacieron en este país o han estado aquí durante bastante tiempo, ya que las heladas fácilmente lastiman las manos y los pies de los negros que vienen del África, les producen dolores violentos en todo el cuerpo, o en algunas partes del mismo, aunque no afecta a los que han estado aquí durante algún tiempo. Hay ejemplos frecuentes de que a los negros en su travesía desde África, si tiene lugar un- invierno, se les destrozan ciertos miembros a causa de las heladas a bordo del barco cuando el frío es inclemente y los marineros apenas sienten obligación de cubrirles las manos. Hasta se me aseguró que se han visto algunos negros aquí, que teniendo un dolor excesivo en las piernas, que lue­go, se rompieron en dos y se desprendieron completamente del cuerpo junto con la carne que las cubría.. Ese es el caso también de los hombres aquí, como el de las plantas que se traen de los países sure­ños, y no pueden acostumbrarse al clima más frío.
                                                                   .
El precio de los negros varía según la edad, la salud y las habilidades. Un negro adulto cuesta desde 40 hasta 100, en moneda de Pennsylvania. Existen incluso ejemplos de un caballero que pagó 100 por un esclavo negro en Filadelfia, y se rehusó a vender­lo otra vez por la misma cantidad. Un muchacho .o una muchacha, de dos o tres años, apenas si puede conseguirse por menos de 8 o l4 libras en moneda de Pennsylvania.

No sólo los cuáqueros sino igualmente varios cristianos de otras denominaciones ponen en libertad a sus negros algunas veces. Esto se hace de la siguiente manera: cuando un caballero tiene un negro leal, que le ha servido estupendamente, a veces lo declara indepen­diente cuando él muere. Sin embargo, esto es muy costoso, pues están obligados a que el negro, puesto en libertad de esta forma, quede provisto de lo necesario para poder subsistir en su vejez, para que no sea llevado por necesidad a cometer acciones malvadas, o para que no quede a cargo de nadie, porque después, estos negros libres se vuelven muy perezosos e indolentes. Mas los hijos que el negro libre tuvo durante los años de servidumbre son todos esclavos, aunque su padre esté libre. Por otro lado, los niños negros cu­yos padres están en libertad, son libres:
  
A los negros de las colonias norteamericanas se les trata con más benevolencia y se les alimenta mejor que a los de las Indias Occidentales. Se les da igual de buena comida que a los demás sirvientes, y poseen las mismas ventajas en todo, excepto en que deben servir toda la vida, sin recibir otro sala­rio más que el que la buena voluntad de su amo les otorgue. Igual­mente, son vestidos a expensas de su amo.

 Por el contrario, en las Indias Occidentales, y especialmente en las islas españolas, se les trata con mucha crueldad, y por consiguiente, no hay peor amena­za para impresionar a un negro que enviarlo a las Indias Occidenta­les, en caso de que no se comporte mejor. Con frecuencia, también se ha dado el caso de que la experiencia ha demostrado que cuan­do se trata a estos negros con demasiada desidia, se vuelven muy obstinados y no quieren hacer nada más que lo que les viene en gana, es muy necesario, por lo tanto, mantener una estricta discipli­na, si es que sus amos esperan estar satisfechos con sus servicios.

En el año de 1620, algunos negros fueron traídos a Norteaméri­ca en un barco holandés, y en Virginia se compraron veinte de ellos. Se dice que éstos fueron los primeros en llegar aquí. Cuando los in­dios, que entonces eran más numerosos en el país que ahora, vieron por primera vez a esta gente negra, creyeron que eran una verdade­ra cría de diablos, y por ende los llamaron "Manitto" durante mu­cho tiempo; esta palabra en su lengua no solamente significaba Dios sino también el diablo. Poco antes de esto, cuando vieron la primera embarcación europea en sus costas, estaban perfectamente convencidos de que Dios mismo, estaba en el barco.

Este relato lo obtuve de unos indios, quienes lo conservaban entre ellos como una tradición que habían recibido de sus ancestros; por lo tanto, la lle­gada de los negros les pareció que había confundido todo. Pero desde entonces, han abrigado nociones menos desagradables sobre los negros, porque en la actualidad muchos viven mezclados, y a veces hasta los indios  casan con ellos, como yo mismo lo he visto.
  
CONTRATO DE UN APRENDIZ EN NUEVA YORK (17/8)*

“Este contrato atestigua que yo, William Mathews, hijo de Marrat de la ciudad de Nueva York, voluntariamente y de su libre voluntad y acuerdo y por consentimiento de su antedicha ma­dre se coloca a sí mismo de cordobanero aprendiz de Thomas Wind­dover de la anteriormente mencionada ciudad”.

Vivirá y (a la manera de aprendiz.) servirá desde el 15 de agosto de 1718, hasta cumplido el término completo de siete años. Durante todo este periodo, el mencionado aprendiz servirá fielmente a su mencionado amo, mantendrá fielmente sus secretos y obedecerá gustosamente sus órdenes legales eh todas partes. No le hará nin­gún daño a su mencionado amo, ni verá que otros lo dañen sin dar aviso a su mencionado amo. No desperdiciará 10,5 bienes de su .amo ni los prestará a nadie ilegalmente. No fornicará ni contraerá matri­monio dentro del mencionado periodo.
No jugará a la baraja, a los dados ni a ningún otro juego ilegal (del que pueda resultar dañado su mencionado amo) con sus pro­pios bienes o los bienes de otros,- Sin una licencia de su amo, ni comprará ni venderá nada durante el periodo mencionado. No se ausentará ni de día ni de noche del servicio de su amo sin el permiso de éste, y en todo se comportará hacia su amo como fiel aprendiz durante todo el periodo mencionado.
El mencionado maestro, durante dicho periodo, le enseñará me­diante los mejores medios o métodos, o hará que le sea enseñado el arte o misterio de un cordobanero. Le encontrará y proveerá al mencionado aprendiz suficiente carne, bebida, ropa, alojamiento y lavadero apropiados para un aprendiz. Durante el mencionado pe­ríodo, cada noche durante el invierno, le dará al aprendiz un cuarto de hora de enseñanza escolar.

Al expirar el mencionado periodo lo proveerá con el suficiente juego de vestidos, cuatro camisas y dos cuellos…..

Correcciones y Edición: LUIS OZDEN, luisozden@yahoo.com
  

REFLEXIÓN

Leer los datos que proporciona el anterior texto sobre el nacimiento de las 13 Colonias protestantes que se formaron en la costa oriental del continente norteamericano, nos da cuenta de la injusticia y falta de caridad cristiana que el sistema colonial inglés, iniciado por las Empresas  Comerciales: Compañía de Londres y Compañía de Plymouth para poblar los territorios adquiridos ilegalmente aplicó  por medio de la fuerza contra el Imperio Español su dueño original, según las Líneas Alejandrinas propuestas por el árbitro de la Cristiandad de los años 1493 y 1494; el Papa Alejandro VI. El sistema económico que emplearon las Compañías inglesas para obtener ganancias de las tierras, ocupadas por la población original del Continente Americano fue completamente contrario, al sistema católico del Imperio Español.

 Los indígenas no se prestaron a someterse fácilmente a los invasores ingleses, les presentaron una resistencia primitiva y bárbara porque los ingleses protestantes no tenían en mente conquistar a los indios y civilizarlos para hacerlos cristianos, como lo estaban haciendo los españoles desde fines del siglo XV en las islas Antillas y desde 1520 en la Nueva España hasta las tierras meridionales del Continente. 
  
Para el año de 1580 cuando Walter Raleigh tomó posesión de la Virginia, los españoles habían llegado hasta lo que hoy es Argentina por el sur del Continente. Por el centro de Norteamérica, Francisco Vázquez de Coronado descubrió el Cañón del río Colorado entre 1540 y 1542, llegó hasta lo que hoy es Nuevo México. Mientras Hernando de Soto llegaba hasta la cuenca media del río Mississippi, en la expedición de 1542, donde hoy es el Estado de Oklahoma en los Estados Unidos.

Por el Occidente los españoles enviados por Hernán Cortés habían atravesado el océano Pacífico en 1529-30 y llegado a las Islas Filipinas. Miguel López de Legazpi en compañía de Andrés de Urdaneta las conquistó entre 1564 y 1571.
  
Pero la Corona Española descuidó el litoral norteamericano del océano Atlántico y los piratas ingleses y holandeses se fueron posesionando de los estuarios de la costa, donde podían asechar a los galeones españoles que volvían a España cargados de tesoros y subían hasta el paralelo 34 siguiendo la corriente marina del Golfo de México.

Las tierras vírgenes del litoral atlántico de América no se podían explotar sin la mano de obra humana. Si esta no era indígena, entonces tenían traerse esclavos de África, mientras que los indios norteamericanos estorbaban para la naciente economía; por tanto había que expulsarlos de esos territorios o eliminarlos sin consideración.
Las narraciones de los investigadores que hemos consultado, nos revelan la falta de caridad cristiana que se aplicó en los casi doscientos años de colonización protestante en América del Norte. La discriminación de todo tipo y constante; racial, religiosa y cultural contra los que llegaban a servir a los colonos ya establecidos. Fueran estos, sirvientes blancos o esclavos indios y negros africanos. El sistema de la esclavitud que se aplicaba abierta o encubiertamente para todos los seres humanos que habían de hacer trabajos de servicio, fue aplicada durante toda la época colonial inglesa en Norteamérica.

Los Estados Unidos de América fueron construidos sobre la base de “la ganancia económica, la explotación material de sus individuos, sin importar los medios injustos para ello”. Su cuna fueron los piratas salidos del libre examen protestante, solamente ávidos de robar los tesoros españoles. Los primeros colonos se dedicaron al cultivo del tabaco, por los esclavos negros arrancados de África, y la constante inmigración de todos los indeseables de Europa. Inglaterra vaciaba sus cárceles y enviaba a esa gente al Nuevo Mundo, llegaron también miles de fugitivos de las guerras europeas.

Todos ellos fueron sometidos a la ley de la ganancia monetaria como razón de la vida, por los magnates internacionales de la economía, y bajo religiones infectadas de odio inestinguible a la Iglesia Católica y a su espada el Imperio Español. (Ver el Texto de este mismo blog: “La Cruz de Huatulco y los piratas”) 

Esto, nos fuerza a comparar la sabiduría y caridad cristiana de los Evangelizadores españoles, y de todo el sistema gubernamental español, desde  la persona del Rey hasta el más humilde servidor de los numerosos Hospitales que se construyeron dentro del Imperio Español, de los Monasterios, de las Universidades y de los Colegios menores. En todas regiones conquistadas por España fue implantada la integración de los nativos en innumerables pueblos y villas para su lenta educación religiosa.

Todo español e hispanoamericano debe reflexionar sobre la obra titánica que España hizo a costa de la sangre de muchos mártires, para formar pueblos nuevos a partir de la población indígena americana, que engrosaron la Civilización Occidental Cristiana. Y en necesario meditar en el gran contraste de valores y fines entre los hispanos católicos y los angloamericanos protestantes casi siempre materialistas.

LUIS OZDEN, luisozden@yahoo.com



CONSULTAS


In Emily Davie, comp.  "Profile of America, An  Autobiography of the U.S.A.  Nueva York, Thomas lo Crowell, 1957, p. 50.
EVA: Documentos de su historia socioeconómica

"Forrest McDonald, el al.. The Last Best Hope, Reading, Mass, Addison Wesley Publishing Co.1972, p. 63.
EUJA: Documentos de su historia socioeconómica
l. El mundo colonial inglés (/607-1763)

            Richard B. Morris ed.,  A history of The American Worker, Princeton New Jer­sey, Princeton University Press, 1985, p. 12.
            "Bernard Bailyn, “The Oreal Republic”, Boston, Litt1e Brown and Company,
1979, p. 17. "20 hectáreas. El mundo colonial inglés (1607-1763)




domingo, 20 de diciembre de 2015

VITAL CONTRIBUCIÓN DE ESPAÑA EN LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

                                                     



“Pocos norteamericanos aprecian la magnitud de la participación en su Revolución de Independencia”
“Durante los últimos 240 años, el papel de España en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, casi ignorado, empieza lentamente a surgir en la conciencia nacional estadounidense.”
Al hablar o escribir sobre el tema anterior, nuestros compatriotas lo caracterizan, generalmente, como algo de poca monta, escasamente digno de ser mencionado. Pero, investigaciones recientes llevadas a cabo por especialistas han sacado a luz, nueva información respecto a la Revolución Americana, misma que había sido literalmente  “Barrida bajo el tapete de la Historia” por demasiado tiempo.
En consecuencia los antiguos conceptos empiezan a ser substituidos por la vendad histórica. 

Durante los siglos XV, XVI, XVII, XVIII y XIX, debemos recordar que España descubrió, exploró, dominó y colonizó el Imperio de mayor extensión territorial en la historia del Mundo. Sus Dominios se extendieron en la mayor parte del hemisferio occidental. En tiempos de la Revolución Americana, España gobernaba o reclamaba para sí, todo el territorio de los actuales Estados Unidos, al oeste del río Mississippi más el puerto de Nueva Orleans. Este vasto territorio era parte de la Nueva España (actual México), la cual se extendía desde Centro América hasta los “hielos árticos”.
Desde 1776 hasta la declaración formal de la guerra contra la Gran Bretaña en 1779, España, a través de los mercaderes Diego de Gardoqui en Bilbao y Olliver Pollock en Nueva Orleans, en forma encubierta, enviaba dinero, mosquetones, municiones y avíos militares en grandes cantidades, como ayuda a los rebeldes angloamericanos en su desigual lucha contra Inglaterra, por mucho tiempo enemiga de España y Francia.
Con anterioridad de la declaración formal de guerra, España disponía de una red de espionaje mediante observadores a lo largo y ancho de las zonas involucradas observando el curso de la insurrección. Dos de estos observadores situados en Filadelfia; Juan de Miralles y Francisco Rendón, proporcionaban no solamente su apoyo moral. En 1781, Rendón ofreció su casa para hospedar a George Washington durante su visita a Filadelfia para pasar la Navidad. Sino que también hacían llegar a los revolucionarios los suministros de ayuda material española a los patriotas angloamericanos.
De 1776 a 1779, a través del comerciante Oliver Pollock residente en Nueva Orleans, España concedió crédito a los colonos angloamericanos por  casi 8 millones de reales para la compra de  toda clase de armamentos: uniformes, zapatos, cobertores, alimentos, medicinas, plomo, pólvora, mosquetones, yesca, cañones y otros materiales que fueron embarcados por los ríos Mississippi, Ohio, a las mal provistas tropas de George Washington y George R. Clark.
  
En 1777, Benjamín Franklin, representante de los rebeldes en Francia, comisionó a Arthur Lee para ir a España secretamente, para contratar con la Empresa comercial de la familia Gardoqui, la adquisición, a crédito, de 215 cañones de bronce, 4,000 tiendas de campaña, 12,826 granadas, 30, 000 bayonetas, 30, 000 uniformes, 51,314 balas para los mosquetes y 300,000 libras de pólvora, para ser expedidos por barco de algún puerto francés a Boston, vía las islas Bermudas. Posteriormente, Franklin, en una carta, agradeció el envío de otros 12,000 mosquetones remitidos al puerto de Boston por el Conde de Aranda, ministro del Rey Carlos III.
Igualmente importante para la Revolución angloamericana, fue el control español de la cuenca del río Mississippi, permitiendo que los suministros de armas y alimentos llegaran hasta las tropas anti británicas, pues la Gran Bretaña tenía bloqueados todos los puertos americanos del Atlántico. Sin embargo, los ingleses no podían entrar por el río Mississippi ya que estaba controlado por los barcos españoles, franceses y angloamericanos.
Cuando la Monarquía española declaró la guerra a Gran Bretaña el 21 de junio de 1779, el Rey Carlos III comisionó al general Bernardo de Gálvez, Gobernador de la Luisiana para conducir la campaña militar contra los británicos en los puntos estratégicos que dominaban en la costa del Golfo de México.
Bernardo de Gálvez organizó la Armada y la Marina entre Cuba y Nueva España y derrotó a los ingleses en las batallas de Menchac, Baton Rouge y Natchez en 1779, en Mobila en 1780 y en Panzacola en 1781. Entre tanto, las tropas españolas protegieron el Alto Mississippi y el río Ohio, derrotando  a los británicos en San Luis Misuri y San José en Michigan. También reforzaron las tropas de Goerge R. Clark en las batallas de Vincennes, Indiana, Kaskakia y Kaokia en Illinois.
En 1782, el Conde de Gálvez volvió a derrotar a los británicos, logrando  el control de su base naval en las Islas Bahamas. Los españoles se preparaban para tomar la Isla de Jamaica cuando las monarquías de España e Inglaterra llegaron a un acuerdo de paz, que firmaron, junto con la monarquía francesa en el palacio de Versalles con el Tratado de Paz 1783.

Para los colonos angloamericanos, este Tratado fue esencial, pues las tres potencias marítimas de entonces reconocieron al nuevo país que oficialmente se llamó: La República de los Estados Unidos de América.

AYUDAS COMPLEMENTARIAS DE ESPAÑA A LOS ANGLOAMERICANOS
QUE LA HISTORIA OFICIAL NORTEAMERICANA HA OLVIDADO

Para alimentar a las fuerzas españolas que ayudaban a los angloamericanos en las zonas ocupadas por los ingleses; unas 9,000 cabezas del ganado de Texas procedentes de particulares, misiones y ranchos del valle de San Antonio, fueron arreados por los rancheros texanos escoltados por soldados que engrosaron el ejército de don Bernardo de Gálvez en los territorios de la Luisiana hasta la Florida. Además, cientos de caballos de la Nueva España reforzaron a éstos.
Al mismo tiempo el general Gálvez contestaba las cartas que recibía de Patrick Henry, Thomas Jefferson, Charles Henry Lee, George Morgan y George Gibson, quienes solicitaban mayor ayuda que el Conde de Gálvez continuó proveyendo.
Es de notar que parte de la flota francesa del Golfo de México estuvo bajo las órdenes del gobernador Bernardo de Gálvez durante los dos meses. De marzo a mayo de 1781 que duró el sitio de Panzacola. Después de la exitosa campaña del fuerte George en poder de los ingleses, y que Bernardo de Gálvez tomó prácticamente en solitario a bordo de un bergantín, (Libro “Yo Solo” de Carmen de Reparaz); cuando Gálvez se adueñó del fuerte, despidió a la flota francesa, y dotó a su capitán con medio millón de pesos oro para entregarlo a George Washington, lo que sucedió en la bahía de Chesapeake, llegando en el preciso momento en que éste, estaba a punto de enfrentar a Lord Cornwallis en Yorktown el 19 de octubre de 1781.

La Corona Española pidió a los soldados y civiles de Nueva España y Cuba una cooperación voluntaria para enviar dinero a los angloamericanos quienes carecías de todo.  

 El dinero recabado de todas las provincias novohispanas incluidas California, Nuevo México y Texas tuvo un total de otro medio millón de pesos oro que el Virrey de Nueva España entregó en el puerto de Veracruz al Comandante español Francisco de Saavedra, y que este mandó al Conde francés de Grasse-Tilly Comandante de la flota del Mar Caribe, quien usó ese dinero para pagar a sus marineros y reaprovisionar sus barcos en la Habana y el puerto de Guaricó, en su ruta a la bahía de Chesapeake.

Está documentado el envío un millón de pesos oro más de la Corona Española a través del Virreinato de Nueva España  por el puerto de Veracruz al caballero Mr. de Monteill para los gastos de la guerra que los angloamericanos tuvieron que afrontar en su lucha de Independencia del Imperio Inglés.

España no solamente enfrentaba a los británicos en el norte del Continente Americano sino también en todo el Imperio Español global, como el Archipiélago de las lejanas Filipinas, de los innumerables grupos de Islas en el Océano Pacífico, de las provincias centro y sudamericanas y del Mar Mediterráneo, porque los ingleses tenían como meta destrozar a España donde ésta se encontrara.

Sin embargo, la Gran Bretaña en guerra contra las Monarquías, Francesa y Española,  enfrentaba la amenaza de una invasión de las flotas aliadas de Francia y España, que ya se preparaban; y el ataque francés a sus posesiones de la India y la Bahía de Hudson en el Canadá y las Indias Occidentales.

El general Bernardo de Gálvez gobernador de la Luisiana, tenía bajo su mando hombres de España, Cuba, Mayorca e Irlanda, de Luisiana había reclutado franceses, acadios, germanos, canarios, indios norteamericanos aliados, y negros libres. Así como decenas de norteamericanos de la marina de Carolina del Sur, así como tejanos. Contaba además, con soldados de línea novohispanos (México), uno de sus mejores generales era don Gerónimo Girón descendiente de Moctezuma, con algunos oficiales sudamericanos; uno de ellos fue Francisco de Miranda el precursor de la Independencia venezolana. Había entre sus subalternos números angloamericanos que llegaban del norte para enfrentarse a los ingleses.

Gálvez contaba también con numerosos barcos de la Nueva España y los barcos angloamericanos que habían peleado en la costa americana del norte.

Después de la rendición de Inglaterra  ante las potencias España y Francia aliadas de los rebeldes angloamericanos y la firma del Acuerdo de la Paz en el Palacio de Versalles en Francia, reconociendo la Independencia de los Estados Unidos de América en 1783.

Al término de la guerra, don Bernardo de Gálvez (Gobernador de la Luisiana de 1777 a 1782)  fue a España a pedido del Rey Carlos III para recibir su premio por los invaluables servicios a la Corona en sus batallas contra los ingleses en Norteamérica. Recibió el título de Conde de Gálvez  y  pasó a gobernar la Isla de Cuba, en ese tiempo murió  en la ciudad de  México, su padre don Matías de Gálvez ex virrey de la Nueva España.
En 1783 el Conde de Gálvez  fue distinguido por el Congreso Americano por su ayuda durante la guerra de Independencia. Pero a partir de entonces los gobernantes norteamericanos olvidaron enseñar a su pueblo que España había ayudado a la fundación de su nación, con más ayuda que la prestada por Francia.

El Conde Gálvez don Bernardo de Gálvez fue nombrado virrey de la Nueva España en 1785,  ejerciendo como tal hasta su prematura muerte, a sus 40 años de edad, en 1786. En 1785 el Conde de Gálvez estuvo en Savannah y Baltimore representando a España en las negociaciones relacionadas con los límites geográficos entre los Estados Unidos y la Nueva España, iba acompañado por don Diego de Gardoqui quien sería su primer embajador ante Washington.

En 1789, Gardoqui volvió a estar presente al lado de George Washington en el solemne desfile militar en la ciudad de Nueva York, segunda ciudad en importancia de aquel entonces. El embajador Gardoqui llegó a Nueva York en una embarcación española llamada Galveztown en honor del héroe español don Bernardo de Gálvez, la nave recibió saludos militares por haber servido como su buque insignia en la guerra del Golfo de México contra Inglaterra. Actualmente hay un puerto en el Estado de Texas llamado Galveztown.

Desde entonces, por razones inexplicables, los Estados Unidos parecen haber olvidado no solo la gran contribución económica y militar española en la guerra de Independencia norteamericana sino también al gran héroe español de la Revolución americana, general Conde don Bernardo de Gálvez.

Solamente en tiempos recientes, el 3 de junio de 1976 al cumplirse el Bicentenario del levantamiento de los colonos angloamericanos contra la Monarquía inglesa, el 4 de julio de 1776. El Rey de España don Juan Carlos I, descendiente directo del Rey Carlos III, llevó personalmente como regalo de España al pueblo norteamericano, la única estatua del Conde de Gálvez que existe en el Continente Americano. La estatua ecuestre de Gálvez obra del escultor Juan de Ávalos está colocada en la ciudad capital de Washington D.C. cerca de la intersección de la avenida Virginia con la calle 21 del sector West.



Pocos norteamericanos aprecian la magnitud de la participación de España en su Revolución de Independencia, participación ignorada durante los últimos 240 años. Aunque lentamente comienza a surgir la conciencia histórica nacional estadounidense, que reconocerá el papel vital de España en la Guerra que fundó a los Estados Unidos de América.

Los historiados de España, México y los Estados Unidos, están actualmente investigando, escribiendo y relatando esta información que ha sido literalmente “Barrida bajo el tapete de la Historia”, por demasiado tiempo.

En consecuencia, es de esperar que España reciba el crédito que merece por la ayuda prestada a los patriotas americanos durante la lucha por su independencia. Una vez que los norteamericanos se den cuenta cabal de la vida y los hechos del general español Conde don Bernardo de Gálvez, lo recordarán y lo honrarán como hacen con el Marqués de Lafallette, el Almirante Rochambeau, el Conde de Grasse-Tilly, el Baron von Steuben, el Baron de Kalb, con los polacos Thadeus Koscieuzko y Kazimir Pulaski.

Este breve ensayo escasamente rasguña la superficie de una historia mucho más amplia y detallada que podría ser narrada sobre el tema de la función de España en la Revolución Americana. El libro mejor y más completo que hasta la fecha se ha escrito sobre este tema es el de Eric Beerman:

“España y la Independencia de los Estados Unidos”

Esperamos, que este magnífico libro sea traducido pronto del español al inglés, haciéndolo así disponible a todos los americanos de habla inglesa. Este tipo de publicaciones, acaso ayuden a que se otorgue a España la importancia esencial de su participación en la historia de la Revolución Americana.

Robert H. Thonhoff. 1999. 617 N Esplanade St. Karnes City, Texas 78118, U.S.A.

ORDENÓ Y EDITÓ: LUIS OZDEN. luisozden@yahoo.com dic. 2015

BIBLIOGRAFÍA

“El Fuerte del Cibolo” Sentinel of the Bexar- La Bahia Ranches. Austin, Texas. Eakin Press, 1992. Robert H. Thonhoff
“Texas and the American Revolution”, Southwestern Historical Quarterly, Austin, Texas, The Historical Association, July 1995. Robert H. Thonhoff
“Bernardo de Galvez: Unsung Hero”, College Station, Texas. Nancy R, Tiner, 1985.
“Bernardo de Gálvez un general español en la Independencia de los Estados Unidos” Ya, Madrid, julio 4 de 1976.

“YO SOLO”  Carmen de Reparaz, Madrid España 1986.