lunes, 8 de septiembre de 2014

AGUSTÍN DE ITURBIDE, PLAN DE IGUALA


ANTECEDENTES A LA PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DEL IMPERIO MEXICANO
EL 27 DE SEPTIEMBRE DE 1821.



ENTRADA DEL EJÉRCITO TRIGARANTE A LA CIUDAD DE MÉXICO.
PROCLAMA DE DON AGUSTÍN DE ITURBIDE EN IGUALA. 
 PLAN POLÍTICO Y REVOLUCIONARIO, QUE LLEVA EL NOMBRE DE ESE PUEBLO. 
Este Plan descansa en la carta apócrifa de Fernando VII. _ La obra del Sr. Iturbide fue considerada para el 80 por ciento de los indios y demás analfabetos. _ La mayor parte de los oficiales europeos (copados por la Masonería) del ejército español se adhirieron y juraron el Plan de Iguala. _ La bandera tricolor. _ Cartas de Iturbide al virrey, _Este no las contesta.
Del Capítulo XVII,  Libro II , “Revoluciones Sociales de México” de Antonio Gibaja y Patrón.

Iturbide había reunido en el pueblo de Iguala a casi todas las tropas que mandaban los jefes de la comandancia del sur. Cuando ya nada le faltaba, dio una proclama el 24 de febrero de 1821.
“!Americanos! Bajo cuyo nombre comprendo no solo a los nacidos en América, sino a los europeos, africanos y asiáticos que en ella residen, tened la bondad de oírme:”“Las naciones que se llaman grandes en la extensión del globo, fueron dominadas por otras; y hasta que sus luces no les permitieron fijar su propia opinión, no se emanciparon. Las europeas que llegaron a la mayor ilustración y policía, fueron esclavas de la romana; y este imperio, el mayor que reconoce la historia, asemejó al padre de familias, que en su ancianidad mira separar de su casa a los hijos y nietos por estar en edad de formar otras  por sí mismos, conservando todo el respeto, veneración y amor, como a su primitivo origen.”“Trescientos años hace que la América Septentrional está bajo la tutela de la nación más católica y piadosa, heroica y magnánima. La España los educó y engrandeció, formando esas ciudades opulentas, esos pueblos hermosos, esas provincias y reinos dilatados que en la historia del universo van a ocupar un lugar muy distinguido. Aumentadas las poblaciones y las luces, conocidos todos los ramos de la natural opulencia del suelo, su riqueza metálica, las ventajas de su situación topográfica, los daños que origina la distancia del centro de su unidad, y que ya rama es igual al  tronco; la Opinión Pública y la general de todos los pueblos es la de la independencia de la España y de toda otra nación. Así piensa el europeo, así los americanos de todo origen.”“Esta misma voz que resonó en el pueblo de Dolores, el año de 1810, y que tantas desgracias originó al bello país de las delicias, por el desorden y abandono y otra multitud de vicios, fijó también la opinión pública de que la unión general entre europeos y americanos, indios e indígenas, es la única base sólida en que puede descansar nuestra común felicidad.”“¿Y quién pondrá en duda de que después de la experiencia horrorosa de tantos desastres, no haya uno siquiera que deje de prestarse a la unión para conseguir tanto bien? ¡Españoles europeos!

Vuestra patria es la América, porque en ella vivís; en ella tenéis a vuestras amadas mujeres, a vuestros tiernos hijos, vuestras haciendas, comercio y bienes. ¡Americanos! ¿Quién de vosotros puede decir que no desciende de español? Ved la cadena dulcísima que nos une: añadid los otros lazos de la amistad, la dependencia de intereses, educación e idioma y la conformidad de sentimientos, y veréis que son tan estrechos, que la felicidad común del reino es necesario la hagan todos reunidos en una sola opinión y en una sola voz.”“Es llegado el momento en que manifestéis la uniformidad de sentimientos y que nuestra unión sea la mano poderosa que emancipe a la América sin necesidad de auxilios extraños.”
“Al frente de un ejército, valiente y resuelto, he proclamado la independencia de la América Septentrional. Es ya libre, es ya señora de sí misma, ya no reconoce ni depende de la España, ni de otra nación alguna. Saludadla todos como independiente, y sean nuestros corazones bizarros los que sostengan esta dulce voz, unidos con las tropas que han resuelto morir antes que separarse de tan heroica empresa.”“No le anima otro deseo al ejército, que el conservar pura la santa religión que profesamos, y hacer la felicidad general. Oíd, escuchad las bases sólidas en que se funda su resolución:”

EL PLAN DE IGUALA O DE LAS TRES GARANTÍAS
LOS 23 PUNTOS
“1. La religión católica, apostólica, romana, sin tolerancia de otra alguna.”“2. La absoluta independencia de este Reino.”“3. Gobierno monárquico templado por una Constitución análoga al país”“4. Fernando VII, y en sus casos los de su dinastía o de otra casa reinante serán los emperadores, para hallarnos con un monarca ya hecho y precaver los atentados funestos de la ambición.”


“5. Habrá una Junta interin se reúnen Cortes, que haga efectivo este Plan.”“6. Esta se nombrará gubernativa, y se compondrá de los vocales ya propuestos al señor virrey.”“7. Gobernará en virtud del juramento que tiene prestado al rey interin éste se presenta en México y lo presta, hasta entonces se suspenderán todas ulteriores órdenes.”“8. Si Fernando no se resolviese a venir a México, la Junta o la Regencia mandará a nombre de la nación mientras se resuelve la testa que debe coronarse.”“9. Será sostenido este gobierno por el ejército de las Tres Garantías.”“10. Las Cortes resolverán si ha de continuar esta Junta o sustituirse por una Regencia mientras llega el Emperador.”“11. Trabajarán, luego que se unan, la Constitución del Imperio Mexicano.“12. Todos los habitantes de él, sin otra distinción que su mérito y virtudes, son ciudadanos idóneos para optar cualquier empleo”.“13. Sus personas y propiedades serán protegidas”.“14. El clero secular y regular conservado en todos sus fueros y propiedades”.“15. Todos los ramos del Estado y empleos públicos, subsistirán como en el día, y solo serán removidos los que se opongan a este Plan, y substituidos por los que más se distingan en su adhesión, virtud y mérito”.“16. Se formará un ejército protector, que se denominará de las Tres Garantías, y que se sacrificará del primero al último de sus individuos, antes que sufrir la más ligera infracción de ellas.”“17. Este ejército observará a la letra la ordenanza; y sus jefes y oficialidad continuarán en el pie en que están, y con la expectativa no obstante a los empleos vacantes, y a los que se estimen de necesidad o conveniencia.”

“18. Las tropas de que se componga, se considerarán de línea y lo mismo las que abracen luego este plan: las que lo difieran y los paisanos que quieran alistarse, se mirarán como milicia nacional, y el arreglo y forma lo dictarán las Cortes”.“19. Los empleos se darán de informes, y a nombre de la nación provisionalmente”.“20. Interin se reúnen las Cortes, se procederá a en los delitos con total arreglo a la Constitución española”.“21. En el de conspiración contra la independencia, se procederá a prisión, sin pasar a otra cosa hasta que las Cortes dicten la pena correspondiente al mayor de los delitos después de lesa Majestad Divina”. “22. Se vigilará sobre los que intenten sembrar la división, y se reputarán como conspiradores contra la independencia”.“23. Como las Cortes que se han de formar son constituyentes, deben ser elegidos los diputados bajo este concepto. La Junta determinará las reglas y el tiempo necesario para el efecto.”“Americanos”:“He aquí el establecimiento y la creación de un nuevo Imperio”“He aquí lo que ha jurado el ejército de las Tres Garantías, cuya voz lleva el que tiene el honor de dirigírosla. He aquí el objeto cuya cooperación os invita. No os pide otra cosa que lo vosotros mismos debéis pedir y apetecer; Unión, Fraternidad, Orden, Quietud Interior, Vigilancia y Horror a cualquier movimiento turbulento. Estos guerreros no quieren otra cosa que la felicidad común, Uníos con su valor para llevar adelante la empresa que por todos aspectos (Si no es por la pequeña parte que yo he tenido) No, teniendo enemigos que batir, confiemos en el Dios de los ejércitos, que lo es también de la paz, que cuantos componemos este cuerpo de fuerzas combinadas de europeos y americanos, de disidentes y realistas, seremos unos meros protectores de la obra grande que hoy he trazado, unos simples espectadores de la obra grande que hoy he trazado y que retocarán y perfeccionarán los padres de la patria.
Asombrad a las naciones de la culta Europa; vean que la América Septentrional se emancipó sin derramar ni una gota de sangre. En el transporte de vuestro júbilo decid:
“¡Viva la religión santa que profesamos!; ¡Viva la América Septentrional, independiente de todas las naciones del globo!; ¡Viva la Unión que hizo nuestra felicidad!”“Iguala, 24 de febrero de 1821. _ Agustín de Iturbide _”



LA BANDERA DE LAS TRES GARANTÍAS
RELIGIÓN CATÓLICA
INDEPENDENCIA
UNIÓN DE TODOS LOS HABITANTES



LOS TRATADOS DE CÓRDOBA
LOS 17 PUNTOS
 “1º. Esta América se reconocerá por nación soberana e independiente y se llamará en lo sucesivo IMPERIO MEXICANO””“2º. El gobierno del Imperio será monárquico constitucional moderado.”“3º. Será llamado a reinar en el Imperio Mexicano (previo el juramento que designa el artículo 4º. Del Plan), en primer lugar el Sr. Don Fernando VII, rey católico de España, y por su renuncia o no admisión, su hermano el serenísimo Sr. Infante Don Carlos; por su renuncia o no admisión, el serenísimo Sr, Infante Sr. Don Francisco de Paula; por su renuncia o no admisión, el serenísimo Infante Sr. Don Carlos Luis, antes heredero de Etruria, hoy de Luca, y por renuncia o no admisión de éste, el que las Cortes del Imperio designen.“4º. El emperador fijará su Corte en México, que será la capital del Imperio.”“5º. Se nombrarán dos comisionados por el Excelentísimo Sr. O´Donojú, los que pasarán a la Corte de España a poner en las reales manos del Sr don Fernando copia de este tratado y exposición que le acompañará, para que sirva a Su M. de antecedente, mientras que las Cortes le ofrecen la Corona con todas las formalidades y garantías que asunto de tanta importancia requiere, y suplican a S.M. que en el caso del artículo 3º, se digne noticiarlo a los serenísimos Señores Infantes llamados en el mismo artículo por el orden que en él se nombran; interponiendo su benigno influjo para que sea una persona de su augusta casa, la que venga a este Imperio, por lo que se interesa en ello la prosperidad de ambas naciones, y por la satisfacción que recibirán los mexicanos en añadir este vínculo a los demás de amistad con que podrán y quieren unirse a los españoles”

“6º. Se nombrará inmediatamente, conforme al espíritu del Plan de Iguala, una Junta compuesta de los primeros hombres del Imperio, por sus por sus virtudes, por sus destinos, por sus fortunas, representación y concepto, de aquellos que están designados por la opinión general, cuyo número sea bastante considerable para que la reunión de luces asegure el acierto en sus determinaciones, que serán emanaciones de la autoridad y facultades que les concedan los artículos siguientes.”“7º.La Junta de que trata el artículo anterior se llamará Junta Provisional Gubernativa.”“8º. Será individuo de la Junta Provisional Gubernativa el teniente general D. Juan O´Donojú, en consideración a la conveniencia de que una persona de su clase tenga una parte activa e inmediata en el gobierno, y de que es indispensable omitir algunas de las que estaban señaladas en el expresado Plan en conformidad con su mismo espíritu”“9º. La Junta Provisional de Gobierno, tendrá un presidente nombrado por ella misma, y cuya elección recaerá en uno de los individuos de su seno o fuera de él, que reúna la pluralidad absoluta de sufragios, lo que si en la , entrando a él, los dos que hayan reunido más votos.”“10º. El primer paso de la Junta Provisional de Gobierno, será hacer un manifiesto al público de su instalación y motivos que la reunieron, con las demás explicaciones que considere convenientes para ilustrar al pueblo sobre sus intereses y modo de proceder en la elección de diputados a Cortes, de que se hablará después.”“11º. La Junta Provisional de Gobierno nombrará en seguida de la elección de su presidente, una Regencia compuesta de tres personas de su seno o fuera de él en quien resida el Poder Ejecutivo, y que gobierne en nombre del Monarca, hasta que éste empuñe el cetro del Imperio.”12º. Instalada la Junta Provisional, gobernará interinamente conforme a las leyes vigentes en todo lo que no se oponga al Plan de Iguala, y mientras la Cortes formen la Constitución del Estado”.

13º. La Regencia, inmediatamente después de nombrada, procederá a la convocación de Cortes, conforme al método que determine la Junta Provisional de Gobierno, lo que es conforme al espíritu del artículo el citado Plan.14º. El poder ejecutivo reside en la Regencia, el Legislativo en las Cortes; pero como ha de mediar algún tiempo antes que éstas se reúnan, para que ambas no recaigan en una misma autoridad, ejercerá la Junta el poder Legislativo, primero, para los casos que puedan ocurrir y que o den lugar a esperar la reunión de las Cortes, y entonces procederá de acuerdo con la Regencia; segundo, para servir a la Regencia de cuerpo auxiliar y consultivo en sus determinaciones.”15º. Toda persona que pertenece a una sociedad, alterado el sistema de gobierno, o pasando el país a poder de otro príncipe, queda en libertad natural para trasladarse con su fortuna a donde le convenga, sin que haya derecho para privarle de esta libertad, a menos que tenga contraída alguna deuda con la sociedad, o por un delito, o de otro de los modos que conoce los publicistas:  en este caso están los europeos avecindados en Nueva España, y los americanos residentes en la Península; por consiguiente serán árbitros adoptando ésta o aquella patria, o a pedir su pasaporte, que no podrá negárseles, para salir del Imperio  en el tiempo que se prefije, llevando o trayendo sus familias y bienes; pero satisfaciendo a la salida por los últimos, los derechos de exportación establecidos o que se establezcan por quien pueda hacerlo”“16º. No tendrá lugar la anterior alternativa respecto de los empleados públicos o militares que notoriamente son desafectos a la independencia mexicana; sino que éstos necesariamente saldrán de este Imperio dentro del término que la Regencia prescriba, llevando sus intereses y pagándolos derechos de que habla en artículo anterior.”




17º. Siendo un obstáculo a la realización de este Tratado la ocupación de la capital por las tropas de la Península, se hace indispensable vencerlo; pero  como el primer Jefe del ejército Imperial, uniendo sus sentimientos a los de la Nación mexicana, desea no conseguirlo por la fuerza, para lo que le sobran recursos, sin embargo,  del valor y constancia de dichas tropas peninsulares, por la falta de medios y arbitrios para sostenerse contra el sistema adoptado por la nación entera, D. Juan O´Donojú se ofrece a emplear su autoridad para dichas tropas verifique su salida sin efusión de sangre y por una capitulación honrosa.”“Villa de Córdoba, 24 de agosto de 1821. Agustín de Iturbide. Juan O´Donojú “

Reflexiones:
A causa de no haber sido firmado por el Rey de España, Fernando VII, el nombramiento de don Juan O´Donojú para virrey de la Nueva España, de la misma forma que se acostumbraba desde el inicio del Virreinato en el siglo XVI. Sino solamente por las Cortes masónicas establecidas en Cádiz. El llamado último virrey de Nueva España, carecía de la legalidad absoluta para firmar la Independencia del Imperio Mexicano. Pero el Supremo Consejo de la Masonería establecido en Charleston, Estados Unidos, maquinó para que las Cortes de Cádiz nombraran al general O´Donojú, para venir a la Nueva España con la consigna de hacer su independencia.
O´Donojú era traidor a España, por haber servido como Ministro de Guerra a José I hermano de Napoleón.
Para efectuar esto, estorbaba el virrey Juan Ruiz de Apodaca adicto al Rey. Ya se había hecho circular una carta apócrifa del Rey a Ruiz de Apodaca para que éste viera la forma de independizar el Reino, pero Apodaca se sostenía en su fidelidad a España.



 Por tanto, un grupo de oficiales masones españoles armados, con el pretexto engañoso de “debilidad de Apodaca para gobernar”, se presentaron en Palacio el 5 de julio de 1821, y depusieron al Virrey. Para sustituirlo se eligió al Mariscal de Campo Francisco Novella.
 Juan Ruiz de Apodaca Conde del Venadito firmó una renuncia apresurada para que se le diera, a él y su familia, la salida forzosa a Veracruz y embarcarse para España.
Ya desde el 30 de mayo O´Donojú se había embarcado en Cádiz rumbo a Cuba con el nombramiento de Jefe Político y Capitán General de Nueva España, pero sin el título de virrey firmado por Fernando VII.
Por su parte, Juan O´Donojú arribó al Castillo de San Juan de Ulúa, el 30 de julio de 1821 y el 3 de agosto en una proclama al pueblo de Veracruz dijo: “Hay que esperar la resolución de las Cortes (Cádiz) que van a conceder la representación soberana que desean tener los mexicanos……. Muy poco tiempo hay que esperar para que los deseos de la Nueva España queden satisfechos sin obstáculos, sin ruinas: ya sus representantes (masones) trazan en unión con sus hermanos (masones) europeos, el plan que debe llevar este reino al alto grado de dignidad de que es susceptible……” A.Gibaja y Patrón, Libro II Cap. XIX.
Juan O´Donojú venía comisionado por las Cortes de Cádiz a dar la Independencia de México, lo cual era cosa decidida por la Masonería de Estados Unidos. Por eso no traía fuerzas militares, todo estaba ya aprobado por el mundo masónico: Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, de acuerdo con sus hermanos masones colocados en puestos clave de la Nueva España.
Fernando VII, con bastante desatino político, se empeñó en no reconocer la independencia de ninguna de las nacientes naciones de América, lo que provocó mayor animadversión en las nuevas repúblicas rebeldes,  y propició que una tras otra cayeran con  facilidad en la órbita de los Estados Unidos.




 Precisamente eso, era lo que los gobiernos yanquis habían ambicionado, desde que se fraguó la “Doctrina del Destino Imperial Manifiesto de los Estados Unidos de América”, concretada por Benjamín Franklin desde 1776, y aplicada con firmeza por el presidente  James Monroe en 1823 sobre los “derechos e intereses” de los Estados Unidos contra las intenciones de la Santa Alianza, (Austria, Prusia y Rusia), de ayudar a España a reconquistar su antiguo Imperio y así, contrarrestar la influencia liberal de Inglaterra y los Estados Unidos en el Continente Americano.

CONCLUSIÓN
Desde el punto de vista de la legalidad monárquica; los Tratados de Córdoba y la entrega de la Nueva España a los revolucionarios en 1821, por el enviado de las Cortes Juan O`Donojú, fue  rebelde y fraudulento.
Por tal hecho el rey Fernando VII nombró en 1829, al depuesto sexagésimo virrey, don Juan Ruiz de Apodaca con suficientes poderes para organizar en Cuba la reconquista de la Nueva España. Acto manifiestamente torpe y extemporáneo del Rey ocho años después de la Independencia. Que se intentaría con la expedición del Brigadier Isidro Barradas  en 1829.
Lamentablemente, esta  expedición, también había sido manejada por la masonería yanqui para que el gobierno de Vicente Guerrero, por consejo del primer embajador yanqui en los Estados Unidos Mexicanos Joel Poinsett, tuviera el pretexto de expulsar de acuerdo con los masones mexicanos pro yanquis, a los miles de españoles con familias mexicanas, que eran el motor del comercio y la industria en la naciente patria y así, debilitar aún más a la maltrecha República Mexicana. Con la mira, a 6 años más, de arrebatarle sus mejores y más extensos territorios. Primero en 1836, con la sublevación de los colonos anglos de Texas y 10 años más tarde, con la guerra contra México en 1846-1848.
Esa guerra contra México, con la complicidad del Partido Liberal mexicano, fue la primera guerra internacional de los Estados Unidos de América y también la primera de las innumerables guerras y genocidios nucleares, que los gobiernos yanquis, protestantes y masónicos han declarado en todos los confines de la Tierra para preparar el gobierno mundial del Anticristo.


La actuación del cura Miguel Hidalgo el 16 de septiembre de 1810, fue el grito de la Revolución liberal anticatólica para resquebrajar el centenario  Reino de la Nueva España, de acuerdo con los planes de la Masonería internacional, manejada por Inglaterra, los Estados Unidos y la Francia revolucionaria. De ninguna manera era el grito de la Independencia pues su lema era “Muera el mal gobierno y Viva Fernando VII”, tomando como estandarte la Virgen de Guadalupe, para engañar a las masas ignorantes del trasfondo masónico de su movimiento; asesinando a cientos de europeos tanto civiles como religiosos en los dos años de guerra civil. Los jefes revolucionarios fueron vencidos en la batalla de Calderón y abandonados también por las masas de indios que habían vivido esos dos años de robar a criollos y españoles. Hidalgo, Allende y compañía emprendieron la huida hacia los Estados Unidos. Adonde nunca pudieron llegar por haber sido aprendidos en el camino y, tras un juicio sumario, fueron fusilados en Chihuahua como traidores.
En los años siguientes, los asesores yanquis ayudaron a los jefes novohispanos que iban encabezando el movimiento revolucionario de destrucción del Reino de la Nueva España; como el cura Morelos, el cura Matamoros y Javier Mina, pero éstos también fueron cayendo uno tras otro bajo el pelotón de fusilamiento.
Los revolucionarios novohispanos formaban el Partido Liberal y querían un gobierno que tuviera su ejemplo en la Constitución protestante y masónica de la República de los Estados Unidos de América. Soñaban en formar parte de la proyectada Anfictionía panamericana dirigida por los ideales del progreso materialista y bienestar social de la democracia yanqui. Pero no recapacitaron en que, con ello, iban a quedar sujetos a la República angloamericana y que además, estaban traicionando su religión católica y su cultura hispana, completamente opuestas a los ideales angloamericanos.
Inglaterra y los Estados Unidos habían intervenido en los territorios del Imperio Español desde el siglo XVIII por medio de sus espías e infiltrados  que con odio reconcentrado destruían  los valores espirituales de los pueblos hispánicos.


Para 1820, las tropas fieles a la Monarquía española habían dominado casi completamente a los grupos menores de revolucionarios que operaban en el Continente sudamericano y en la zona centro sur del Reino de la Nueva España, todo apuntaba a volver a unificar el Imperio Español.
Pero, en ese mismo año de 1820; las Cortes de Cádiz, mayormente dominadas por los liberales masones habían aprobado leyes más duras contra la Iglesia Católica que las aplicadas en 1814. El rey Fernando VII, por la debilidad y poco carácter, no se opuso con la firmeza de seis años atrás, dando el poder del gobierno a las decisiones salidas de esas Cortes. Las nuevas leyes iban dirigidas contra la Iglesia Católica en España y las Provincias de Ultramar.
Algunas de las nuevas leyes eran:
 La venta de la mitad de los bienes del Clero, las supresiones de varias órdenes monásticas y hospitalarias; la reducción de los conventos; la aplicación de sus rentas al crédito público; la prohibición de los noviciados; la supresión de la Compañía de Jesús; la extinción del Santo Oficio; la libertad de imprenta; la reducción del diezmo a la mitad; y la inmunidad personal sin exceptuar a los Obispos. Todo esto como se ve era el ataque frontal del Liberalismo, con la nueva Constitución política, a la Iglesia y Religión del pueblo católico en todo el Imperio Español. Finalmente, esta vez, con la aprobación del Rey.  Entonces se comenzó a obligar que todas las autoridades juraran la nueva Constitución liberal masónica.
En la Península española comenzó a provocarse la división entre la Jerarquía eclesiástica y las autoridades civiles. Los eternos enemigos de la Hispanidad habían dado un golpe maestro mediante las Cortes de Cádiz, y ya se veía venir una guerra civil.
El propio Sumo Pontífice Pío VII escribió una dura carta, el 15 de septiembre de 1820 al Rey, instándolo a rectificar y, protestaba contra las reformas clericales de esas Cortes, lamentando que España, antes consuelo de los Papas ahora sería manantial de inquietud. El Papa declaraba con sus cartas que el nuevo régimen constitucional era enemigo de la Iglesia y que pretendía destruirla.


Los obispos novohispanos preocupados por las medidas anticatólicas de las nuevas Cortes, dejaron de oponerse a la emancipación de las Provincias de ultramar y comenzaron a ver con buenos ojos la idea de independizar la Nueva España  para no acatar las leyes liberales, que ahora, con el aval de Fernando VII, no tardarían en imponerse en todo el Reino y serían la ruina de la religión, lo que así sucedió.
Entonces es cuando don Agustín Iturbide va a salir a la palestra como el ejecutor del plan salvador de la religión del pueblo y de su Jerarquía; con el Plan de las Tres Garantías que creará el Imperio Mexicano Católico.
Iturbide, militar retirado, pero joven y animoso, en pocos meses atrajo a los grupos revolucionarios que operaban en la Nueva España y por medio una activa correspondencia con todos los Obispos y se los fue ganando uno a uno, para la causa de la Independencia, y así evitar LA RUINA DE LA RELIGIÓN CATÓLICA.

EL 27 DE SEPTIEMBRE DE 1821
Entró en la ciudad de México, capital del Reino, la avanzada del enorme ejército Trigarante con sus banderas tricolores, en cada faja una estrella de ocho puntas que representaban LA RELIGIÓN CATÓLICA, LA INDEPENDENCIA Y LA UNIÓN DE TODOS SUS HABITANTES.
Iturbide coronaba su carrera de triunfos el 27 de septiembre bajo una aureola de entusiasmo. El arzobispo metropolitano don Pedro José de Fonte vestido de pontifical y con palio para celebrar Te Deum por la consumación de la Independencia, recibió a don Agustín en la puerta mayor de la Catedral.
Como hemos visto al principio de esta disertación, el Plan original era Independizar a la Nueva España; crear el Imperio Católico y fundar una nación fuerte donde la Jerarquía religiosa y el pueblo  pudieran practicar su religión sin el acoso del Liberalismo protestante y masónico  que ya imperaba en Europa y en los Estados Unidos en 1820.  Quizás esa fue la razón principal de la unificación tan rápida y pacífica de la Nueva España,  que en menos de un año apoyó a la Independencia y a su jefe militar don Agustín Iturbide.   

Pero el Partido Liberal Internacional Masónico, aprovechó el trabajo de los patriotas novohispanos que aglutinaron voluntades para crear el mayor ejército que hubo en esta nación; unos 50 mil efectivos, y que bien organizado hubiera sido la base de la grandeza del Imperio. Los liberales se infiltraron en el movimiento final de la Independencia para tomar las riendas a su debido tiempo. Por medio de las logias dominaron en el Congreso de los diputados, se adjudicaron los puestos clave e hicieron todo para estorbar el gobierno del Emperador. Finalmente a los diez meses de gestión lo derrocaron, lo expulsaron del país, y luego con engaños lo trajeron  para asesinarlo el 19 de julio de 1824.
Sus restos se llevaron a la Catedral Metropolitana de la ciudad de México en agosto de 1838, desde entonces permanecen en una urna dorada, que puede verse en la capilla dedicada al primer santo mexicano; San Felipe de Jesús.
La historia nos enseña, a los mexicanos del siglo XXI, que siendo la mayor parte, católicos por nacimiento y bautismo, lo primero que debemos defender es a Jesucristo y su Doctrina. Y si el régimen político de la nación donde se vive es favorable a nuestra religión, debemos apoyarlo. En caso contrario debemos resistirle. El mayor ejemplo de esto último ha sido la Guerra Cristera entre 1926 y 1929, que dio tantos mártires por nuestra Fe.

  LUIS OZDEN
27 de septiembre de 2014.


BIBLIOGRAFÍA
“Comentario Crítico, Histórico, Auténtico, a las Revoluciones Sociales de México”;  Antonio Gibaja y Patrón, Ed. Tradición, México, 1983. 5 tomos.

“El Episcopado y la Independencia de México”; Fernando Pérez M. Ed. Jus, México, 1977.