jueves, 7 de agosto de 2014

RELACIÓN ESQUEMÁTICA Y COMPARADA ENTRE LAS COLONIZACIONES ESPAÑOLA E INGLESA




SEGUNDA PARTE
LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA

TERRITORIOS PERTENECIENTES AL IMPERIO ESPAÑOL  DESDE 1581, BAJO FELIPE II HASTA 1665 BAJO FELIPE IV  POR LA UNIÓN DE LAS CORONAS DE ESPAÑA Y PORTUGAL.


TERRITORIOS PERTENECIENTES AL IMPERIO ESPAÑOL
DESDE 1581, BAJO FELIPE II HASTA 1665 BAJO FELIPE IV
POR LA UNIÓN DE LAS CORONAS DE ESPAÑA Y PORTUGAL.

ORIGEN DE LA RIVALIDAD ENTRE ESPAÑA E INGLATERRRA
DESTINO MANIFIESTO ANGLOAMERICANO  y su influencia destructiva en LA HISPANIDAD (a)
“Esa doctrina, supuesto regalo dado a los angloamericanos; para ser el nuevo pueblo “elegido” por Dios, y regenerar al mundo”


(a) Que el Yahvé bíblico, decían ellos, había inspirado a sus líderes desde el siglo XVI, cuando el monarca inglés, de entonces, decidió portar sobre su cabeza la tiara de sumo pontífice adoptando el rimbombante título de “Intérprete de la verdad y canal de todas las gracias sobrenaturales”
No cabe duda que “esas gracias sobrenaturales”; no venían del Espíritu Santo, sino del Príncipe de este Mundo quien en esa ocasión ofreció a Inglaterra, el Poder material del orbe, y ésta, lo aceptó gustosa.
Acción nunca vista dentro de la Cristiandad, escandalosa y herética a todas luces, y que evocaba el paganismo de los antiguos césares romanos. Máximo acto de orgullo y rebeldía contra el Creador cometido antes por Luzbel y por la primera pareja del Edén.
Con el título de “Destino Manifiesto” fue llamada, en el siglo XVIII, la doctrina política y religiosa que a partir del siglo XVI se había ido formando bajo los reyes herejes de Inglaterra; fortaleciéndose en el XVII por los puritanos calvinistas de la primera república, bajo Oliverio Cromwell , y decantada al fin en las colonias angloamericanas, por las ideas de los filósofos John Locke David Hume, Adam Smith, y sobre todos, por Benjamín Franklin , quien era ardiente partidario del llamado “Destino imperial angloamericano” de acuerdo con la Gran Logia masónica de Inglaterra para destruir la Religión Católica y su espada el Imperio Español.
La Doctrina política del liberalismo y la doctrina religiosa del libre examen calvinista fueron el origen y resultado jurídico de la antigua rebelión protestante. De esta doctrina religiosa en combinación con la cábala gnóstica de la Masonería se originó el acta de Independencia de las Colonias inglesas en América, llamada: “Declaración de independencia de los 13 Estados Unidos de América” en 1776, y la posterior acta llamada:
“La Constitución de los Estados Unidos de América” en 1787
Luis Ozden



Para explicar esquemáticamente la Obra de España en el Continente Americano, me voy a permitir entresacar varios párrafos del texto que el Padre argentino don Alfredo Sáenz escribió al respecto y, que me parece adecuado, para el propósito de este trabajo:

LA CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN ESPAÑOLA DE AMÉRICA
La España de la conquista fue un pueblo en misión. Toda España fue evangelizadora en el siglo XVI, lo mismo los reyes que los prelados y soldados, todos los Españoles del siglo XVI parecen misioneros. P. Alfredo Sáenz.


Cristiandad es pues: “la impregnación del entero orden temporal, la cultura, la política, la economía en la religión católica”.
Refiriéndose el descubrimiento de América y el propósito evangelizador, alguien ha dicho: "Era el prorrumpir vigoroso de la universalidad querida por Cristo, como se lee en S. Mateo, para su mensaje. Este, tras el concilio de Jerusalén, penetra en la Ecúmene helenística del Imperio Romano, se confirma en la evangelización de los pueblos Germánicos y eslavos (ahí marcan su influjo San Agustín, San Benito, San Cirilo y San Metodio) y halla su nueva plenitud en el alumbramiento de la cristiandad, el Nuevo Mundo".

La política:

Asimismo el evangelio impregnó el campo de la política. La política se basa en la amistad. "En Cristo no hay Indio ni Griego, bárbaro ni es cita, sino solamente la nueva criatura que por el conocimiento de Dios se renueva conforme a la imagen de aquel que la crió" (San Pablo, Col 3, IC).

El caballero-conquistador fue, además, fundador, como ejecutor, más o menos fiel, de España fundadora. El acto de descubrimiento inicial y progresivo implicaba no solamente el fin principal de la evangelización, sino el de la fundación, también progresiva, de un nuevo Mundo. Por eso, desde el principio, en lo inmediato el conquistador, mediatamente España, ejercieron en diversos sentidos un acto fundacional.

Fundar viene de fundus, base. Fundar es poner la base, es asentar y también erigir, cimentar sólidamente. Mediante el mestizaje, la erección de ciudades, el establecimiento de las instituciones de gobierno, España funde la polis. Funda en fusión con el mundo precolombino. Fundación es también en este caso, nacimiento de algo nuevo, distinto, original, enraizado en la tradición greco-romana-ibérica y católica sobre lo originario. Por eso no puede negarse a España la maternidad histórica respecto de América.

Las autoridades políticas, existían allende y aquende el Océano. Dos fundamentales en España, la Casa de Contratación de Sevilla (erigida en 1503), que regulaba el despacho de navíos, y el Real Consejo de Indias (fundado en 1519), organismo referido tanto a lo civil como a lo religioso.

En Indias, los Virreyes; las Reales Audiencias para la justicia; los Gobernadores, que cuando cumplían a la vez funciones militares se llamaban Capitanes Generales, y cuando estas funciones les eran conferidas desde su designación, Adelantados.

Por fin los Cabildos, institución de fundamental importancia por su representatividad social. El mismo día de la fundación de una ciudad se creaba el Cabildo (con sus Alcaldes, no más de dos, y regidores, entre 6 y 12). Se trataba, en realidad, del antiguo municipio romano, persistente durante la reconquista de las ciudades españolas, y trasplantado a América con el mismo sentido de representatividad política que recuerde al carácter de la antigua polis griega.

Pero con una diferencia propiamente "americana": incluía un distrito suburbano inmenso. A pesar de las, vicisitudes, que, a lo largo de la historia, hubieron de sufrir los Cabildos, ellos fueron, en el orden social y político, no sólo la base de las futuras provincias de las naciones iberoamericanas, sino el "lugar" físico, espiritual y moral de toda la vida política, y del "federalismo" americano, heredero del autonomismo de las ciudades de Castilla y Aragón.


“El proyecto religioso y cultural de España dejó sus huellas asimismo en el ámbito de la política, logrando entre nosotros una encarnación admirable en la figura de Remando Arias de Saavedra”.

“España no vaciló en mezclar su sangre con la sangre ardiente del nativo, dando así origen al hombre de la tierra. Por ejemplo, el Adelantado Domínguez Martínez de Irala, el primero en desposar a la india, haciendo respetar la descendencia habida de ella -casó sus hijas con los capitanes más distinguidos de la conquista-, fue seguido ampliamente por sus compañeros. Y así aparecieron las familias criollas y mestizas, una nueva aristocracia brotada de la tierra, a cuyos miembros Felipe 11 no reusó en conceder el título de hidalgos. El nacido de la tierra virgen, heredero de la tradicional caballerosidad española, en constante batallar con la selva y el indio, aprendió a dominar diestramente el caballo, el lazo y las boleadoras; fue ese tipo de hombre sufrido menospreciador de lar cosas materiales, ajeno a la Epidemia del oro. Don Quijote, afirma R. de Maeztu, encontró su Prolongación en Martín Fierro y Don Secundo Sombra. Hernando Arias es el representante genuino de este nuevo tipo de hombre. Paraguay fue quizás el. primer lugar de América donde el nacido de la tierra alcanzó a tomar el poder en la persona de Hernando Arias. Nació en Asunción, en el año 1560, de dos familias de la nobleza hispánica; su padre, Suarez de Toledo, pertenecía a la raza de los conquistados; su madre, de Sanabria y Calderón, era una mujer de temple indomable; su hermanastro, don Hernando de Trejo, el primer obispo criollo del Tucumán propulsor de la Universidad de Córdoba.”




“Elegido reiteradamente como Gobernador del Paraguay, tuvo, Hernando Arias, el temple de un auténtico conquistador, victorioso en innumerables batallas, con lo que hizo posible la navegación sin sobresaltos desde Asunción hasta el Río de la Plata. Enfrentó así mismo con notable clarividencia y arrojo la Penetración portuguesa en Buenos Aires y el Paraguay. Pero fue al mismo tiempo un juez ejemplar. Según la vieja tradición hispánica, la justicia no se reducía como ahora a la aplicación casi automática de determinado artículo de cierta ley a cierto caso concreto, sino que en cada alegato, en cada sentencia los jueces se remontaban a las fuentes mismas de la moral y el derecho. Cada administrador de la justicia se sentía en alguna forma revestido "de la dignidad del legislador, porque en cada dictamen apelaba de la letra de la ley al espíritu y propósito que la inspiraron. Habían aprendido de S. Tomás que la ley había de ser justa, y la ley que no es justa no es ley, sino iniquidad. Hernando Arias fue un juez de ese estilo, velando por la aplicación de la justicia en todos los campos y particularmente en el ámbito de las encomiendas. Solórzano ha explicado bien lo que realmente fueron las encomiendas, destruyendo la leyenda que quiso contraponer la bondad y abnegación de los misioneros a la codicia y crueldad de los encomenderos. Las encomiendas fueron nuestro modo de feudalismo, es decir, una escuela de vida y de honor, al mismo tiempo que el brazo secular para el adoctrinamiento de los indios. Hernando Arias salió al paso de los excesos de algunos encomenderos legislando al respecto admirablemente”.


Propulso así mismo la cultura y en este sentido fue un verdadero educador. No sólo fundó numerosos colegios sino que sobre todo trató de elevar al Indio a la vez que contribuyó a su evangelización, colaborando para ello estrechamente con Martín Ignacio de Loyola, sobrino de S. Ignacio y obispo de Asunción, y más aún con el franciscano Fray Luis Bolaños, su amigo predilecto, con quien inició la instalación de los primeros pueblos de indios, labor para la que luego llamó también a los jesuitas, quienes llevarían a cabo esa obra de arte de la pastoral que fueron las reducciones guaraníticas. Gracias a Hernando Arias se fundaron numerosas poblaciones, desde S. Ignacio Guazú, en la actual Paraguay, hasta Baradero, en la actual provincia de Buenos Aires. Rara era la carta que no insistiera ente el monarca -nada menos que Felipe 11, en ocasiones-, para que enviara más religiosos en pro de tan ardua labor. Numerosos testimonios certifican que regalaban de su propio peculio campanas retablos etc. Y al mejor estilo de los señores medievales consideró un timbre de gloria edificar templos para la honra de Dios y la santificación de las almas.

La economía:

Perfectamente claro es este cuadro comparativo de la economía efectuada por los dos polos opuestos del Occidente.


“Si se quita la intención evangelizadora, la conquista de América aparece -y así se la querido reiteradamente mostrar- como el caso de un pueblo poderoso que se enfrenta con pueblos débiles, los vence, los explota lo más posible, y de este modo acrecienta el patrimonio de la Corona y las posibilidades mercantilistas de la Metrópoli. En una concepción semejante, los aspectos religiosos pasan a ser anecdóticos, o también expresión del "atraso secular" de España”.


La visión protestante y angloamericana de la historia, así como la Leyenda Negra antiespañola, ven la Conquista desde este punto de vista parcial y malévolo. La de la Conquista española resplandece cuando se la compara con la colonización británica. Vicente Sierra lo ha señalado con claridad.

Resumamos lo principal de su desarrollo. He aquí un cuadro comparativo de las respectivas conquistas entre España e Inglaterra. Entre un estado católico y un estado hereje protestante. La historia nos muestra cómo España incorporó Provincias, Inglaterra instauró colonias.

Esto cobra evidencia en algo bien concreto y hasta sintomático:


“La colonización inglesa fue siempre costera, instalando factorías junto al mar, la española es preferentemente mediterránea. Basta ver el mapa de nuestra América y la ubicación de sus ciudades antiguas, y comparado con el mapa político de la India, por ejemplo.”
“Sólo España se transfundió de veras, penetró las selvas, atravesó las montañas; a todos buscó para anunciar la buena nueva. La colonización inglesa no se dirigió al hombre para elevarlo sino en vista de posibles negocios.”

“Ello explica por qué Inglaterra, cuando necesito salir de la metrópoli e iniciar su política colonial, no intentó transmitir a sus nuevos súbditos las líneas esenciales de su espíritu y de su cultura, y mucho menos difundir sus ideas religiosas, por eso durante largo tiempo no llevó misioneros consigo”.



“Inglaterra condujo adelante su tarea con ausencia de controles religiosos o éticos, lo que permitió la eclosión de la mentalidad capitalista: en vez del "justo precio", noción anclada en la visión tomista y católica, la búsqueda de gananciales cuanto más mejor, sobre la base de un nuevo tipo de ascetismo de carácter laico, basado en el hedonismo.”


“Cuando Montesquieu, apóstol del liberalismo, sobre el cual tanto influyeron las ideas británicas, se refiere a la significación de la actividad colonial, enseña: " El objeto de colonias es hacer el comercio en mejores condiciones que con los pueblos vecinos, con los cuales todas las ventajas son recíprocas" Hay en todo esto un claro influjo de las ideas calvinistas, con su exaltación del trabajo y del consiguiente beneficio.”


“La obtención de riquezas comienza a ser un fin, e incluso un signo de predilección divina, idea básica judaica, mientras que la pobreza es considerada como un signo de fracaso, hasta de castigo divino.”


Por eso no hay que extrañarse que el desarrollo económico haya sido mayor en los países protestantes que en los católicos. El espíritu del capitalismo liberal habría sido imposible con una iglesia Católica fuerte porque ella nunca consideró la economía como un menester ajeno a la moral.
La influencia de la Reforma, especialmente en su versión calvinista, sobre las ideas políticas abrió paso el liberalismo económico, y este rompió el equilibrio de la Cristiandad en pro de la obtención de ganancias. En adelante el fin primario sería crear y acumular riquezas.

España, signada por la Contrarreforma, está en las antípodas de Inglaterra.

La Contrarreforma no fue sólo una reacción negativa contra la herejía, sino la decisión de superar las tendencias paganizantes del Renacimiento que condicionaban a vastos sectores eclesiásticos, para restaurar el primado religioso, una vez liberada la Iglesia de los dos grandes peligros del momento, la herejía del modernismo; enfrentar el desafío de los tiempos nuevos.


  

INGLATERRA Y ESPAÑA, SON DOS UNIVERSOS ANTITÉTICOS.


“Cuando Inglaterra canta el comercio de esclavos "que eleva hasta la pasión el espíritu de empresa comercial, forma excelentes marinos, y produce enormemente dinero", España goza con los Autos sacramentales”.


Son dos mundos distintos, quizás con la diferencia que media entre cosmovisión del mundo moderno y la de Cristiandad. Por eso mientras Inglaterra disminuye al máximo los días de fiestas religiosas, en aras de la productividad, España castiga severamente a los encomenderos que los violan. Este diverso concepto de las festividades muestra gráficamente la diferente manera con que la Reforma y la Contra Reforma encaran la existencia.


“Frente a una Inglaterra que en ocasiones entregó directamente a compañías Comerciales la soberanía política de las zonas de colonización, España insistió una y otra vez sobre el justo precio, tratando de poner en contacto directo al productor y al consumidor.
La teoría del justo precio no es sino la aplicación del carácter evangelizador de la Conquista al área de la economía.”
“No es que España se desinteresase completamente de la economía. Porque podría parecer que el hecho de servir un ideal absoluto, implicase el desprecio por los ideales relativos de riquezas o placeres con que otros se satisfacen. No fue así, ya que un absolutismo que excluyese de sus miras lo relativo y lo cotidiano, sería menos absoluto que el que logra incluidos.”

Sólo que la visión hispánica consideraba relativo a lo relativo y absoluto a lo absoluto.


“La expresión de Franklin “time is money”, no debe ser tomada a la ligera porque en esa concepción del mundo y de la vida, el tiempo donde el hombre cumple su esfuerzo y ruge el león de la competencia, debe conducir al "oro" del poder terreno.
Este espíritu es la antítesis de la España tradicional y lo contradictorio del espíritu iberoamericano.”


“La futura declaración de la Independencia (1776) y la imponente expansión territorial posterior, a costa de Méjico (1846-1848), pone las bases del hijo predilecto de aquella Inglaterra: Su “Destino Manifiesto”. Si se piensa que de los 65 firmantes de la declaración de la Independencia, 53 eran Masones, se comprende porque el mito “iluminista” del progreso indefinido con cierto sentido de soteriología terrena, ha sido y es la médula misma de los Estados Unidos.”


LA DEMOCRACIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA ESTÁ RADICADA EN LA CONCEPCIÓN PROTESTANTE DEL HOMBRE Y DEL MUNDO.

Es evidente que de la España de la Reconquista, de la Contrarreforma, de los Autos Sacramentales, del Concilio de Trento, de la Compañía de Jesús, de Vitoria, no podía surgir una mera colonización económica sino una misión; así como de la Inglaterra Puritana, de los saqueos a los bienes de la Iglesia, de los piratas y corsarios, de la "economía política", no podía salir una misión sino una colonización.

“Por cierto que tanto Fernando como sus sucesores se preocuparon también por importar oro de sus Provincias de ultramar, ya que, como ordenaba el primero, "que ningún oro esté allá holgando en ningún tiempo". Los necesitaban para sus necesidades internas, así como para costear la misma evangelización y promoción de las nuevas tierras.”

Para ello Fernando fundó la Casa de Contratación, pero en modo alguno la concibió como totalmente independiente de la realidad espiritual de la España de entonces, de la España de las Bulas misionales. Cuando en 1511 reunió a los miembros del Consejo de Indias para referirse a ese tema, se expresó en los siguientes términos:
 
 "Siendo la obligación y cargo, con que somos Señor de las Indias, ninguna cosa deseamos más que la publicación y ampliación de la Ley Evangélica, y la conversión de los Indios a nuestra Santa Fe Católica. Y porque a esto, como al principal intento que tenemos, aderezamos nuestros pensamientos y cuidados: Mandamos, y cuanto podemos, encargamos a los de nuestro Consejo de las Indias, que pospuesto todo otro respeto de aprovechamiento, e interesse nuestro, tengan por Principal cuidado las cosas de la Conversión y Doctrina, y sobre todo se desvelen y ocupen con todas sus fuerzas y entendimiento en proveer ministros suficientes para ello. . .

“De manera que cumpliendo Nos en esta parte, que tanto nos obliga, y a que tanto deseamos satisfacer, los de dicho Consejo descargarán sus conciencias, pues con ellos descargamos Nos la nuestra". La posición es clara: hay que ocuparse, como resulta obvio, de los problemas económicos, pero ante la labor misional es preciso posponer "todo otro respeto de aprovechamiento e interesse nuestro", pues el principal y final deseo e intento es la conversión y adoctrinamiento de los indios”.


Un caso concreto tipifica dicha tesitura sin equívoco posible. Cuando en cierta ocasión los cortesanos le dijeron a Felipe II que la conquista de las Filipinas costaba mucho dinero sin rendir nada en cambio, el adusto rey repuso:

"Si no bastaren las rentas de Nueva España a mantener una ermita, si más no hubiere, que conservara el nombre y veneración de Jesucristo, enviaría las de España con que prorrogar el Evangelio. . . No se ponga ningún motivo que toque interesse, sino los más universales". ¿A qué "universales" se refiere? Lo había dicho poco antes: "la concesión pontificia de aquellas tierras para evangelizar".

Naturalmente que no todo fue trigo limpio. Hubo bandidos, estafadores, mercaderes inescrupulosos, explotadores. Pero, como escribe Ramiro de Maeztu, "aunque es muy cierto que la Historia nos descubre dos Hispanidades diversas, que Herriot recientemente ha querido distinguir, diciendo que era la una la del Greco, con su misticismo, su ensoñación y su intelectualismo, y la otra de Goya, con su realismo y su afición a la 'canalla', y que pudieran llamarse también la España de Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia, la verdad es que las dos no sin sino una, y toda la cuestión se reduce a determinar quién debe gobernar si los suspiros o los eructos".

Nuestro desgaje de España:

“¿Cómo puede ser entendido nuestro desgaje del tronco hispánico, nuestra separación política de España? Es que la España del S. XIX ya no era la de los Reyes Católicos, ni la de Carlos V o Felipe 11. Como bien dice de Maeztu, "de las incertidumbres hispanoamericanas del S. XIX tiene la culpa el escepticismo español del S. XVIII".

La España a de aquel siglo conoció una gran decadencia. Ante todo en la monarquía. Y a desde la introducción de la casa de Borbón, a comienzos del S. XVIII, comenzó un Proceso de ablandamiento que se ahondaría trágicamente en el siglo siguiente.

Decadencia asimismo en la aristocracia. “El hidalgo de los siglos XVI y XVII recibía una educación severa y disciplinada de modo que el pueblo recibía de buena gana su superioridad, pero cuando dicha educación se hizo notoriamente muelle, Y al espíritu de servicio sucedió el de privilegio como dice de Maeztu, los caballeros se convirtieron señores primeros, y en señoritos después, no es extraño que el pueblo les perdiera el respeto. En la segunda mitad del S. XVIII gobernaron aristócratas masones, cuyo propósito último era dejar a España sin religión. Por supuesto que la impiedad no entró en España blandiendo ostensiblemente sus principios, sino en secreto. Durante muchas décadas los nobles siguieron rezando su rosario. Pero empezaron por envidiar el fasto y la pujanza de las naciones extranjeras, principalmente si eran protestantes: de la flota y el comercio de Holanda e Inglaterra, de los encajes y lujos de Versalles. Después se asomaron en actitud acoquinada a los autores extranjeros, comenzando por el antihispanista Montesquieu, hasta llegar a experimentar vergüenza por la gesta evangelizadora de los Habsburgos”. Ramiro de Maeztu

España siempre se había caracterizado por exaltar el auténtico humanismo.

“Cuando en 1509, Alonso de Ojeda desembarcó en las Antillas, no les dijo a los indios que los hidalgos leoneses eran de una raza superior, sino esto: "Dios nuestro Señor, que es único y eterno, creó el cielo la tierra un hombre y, una mujer, de los cueles vosotros, yo y todos los hombres que han sido y serán en el mundo, descendemos". A los ojos del español antiguo, todo hombre, cualquiera que fuese su posición social, su carácter o nación, era siempre un hombre. Este humanismo clásico era de origen religioso, es la doctrina del hombre que enseña la Iglesia pero penetró tan profundamente en las conciencias de los españoles, que todos lo aceptaron como alto obvio. En cambio ahora se iba introduciendo el nuevo humanismo, el del Renacimiento que resucitaba el viejo criterio de Protágoras según el cual el hombre es la medida de todos las cosas. Bueno es lo que al hombre la perece bueno, lo que le es verdadero, lo que cree verdadero, lo que le satisface. La verdad y el bien perdieron su condición de trascendentales para troncarse en relatividades, solo existentes en relación al hombre. Y el español es siempre tajante: o cree en valores absolutos o deja de creer totalmente, como si para él hubiese sido hecho el lema de Dostoiewski: o el valor absoluto o la nada absoluta. Cortose así la tradición ibérica, en pro del inmanentismo iluminista del Siglo XVIIII, que corrompió el alma de España, disolviéndose la visión de la temporalidad histórica cristiana en la del temporalismo secularizante propia del liberalismo iluminista. Al absolutizar los Valores seculares, la nación misionera acabó por negarse a sí misma, el Imperio se trocó en metrópoli de colonias”.

“Quizás uno de los hechos más trágicos grávidos de consecuencias del siglo XVIII fue la expulsión de la Compañía de Jesús de todas las naciones de Europa. Intereses bastardos, como la avaricia del marqués de Pombal, que quería explotar, en sociedad con los Ingleses, las misiones Guaraníticas de la orilla izquierda del río Uruguay, y al amor propio de la marquesa de Pompadur, que no podía perdonar a los Jesuitas se negasen a reconocerle en la corte una posición oficial, cual querida de Luis XV, fueron los métodos que utilizaron los jansenistas y los "filósofos" para atacar a la Compañía. El conde de Aranda los ayudó desde España. "Hay que empezar por los jesuitas como los más valientes", escribía D'Alembert a Chatolai. y Voltaire a Helvecio, en 1761 "Destruidos los jesuitas, venceremos a la infame". Ramiro de Maeztu

La infame, para esos masones, era la Iglesia. El hecho es que la expulsión de los jesuitas de todas las tierras dependientes de la corona Española produjo en numerosas familias criollas un sentimiento de profunda aversión para con la Madre Patria.

Por su parte, España, se avergonzaba más y más de sí misma. Si en el siglo pasado Castelar pudo escribir:" No hay nada más espantoso, ni más abominable, que aquel gran imperio español que era un sudario que se extendía sobre el planeta", hemos de pensar que ya en el siglo XVIII los propios funcionarios españoles, contagiados por las pasiones, de la Enciclopedia, empezaron a propagar, tales ideas deprimentes. Y así Ramiro de Maeztu pudo llegar a afirmar taxativamente que fue de España de donde salió la separación de América. La crisis de la Hispanidad se originó en España. En los camarotes de los barcos españoles viajaban ahora los libros de la Enciclopedia francesa. La Casa borbónica propiciaba un nuevo proyecto basado en los negocios y la explotación de los recursos. “Las Indias dejaron de ser así el escenario donde se realizaba un gran intento evangélico para convertirse en codiciable patrimonio”.

“Un erudito inglés: Cecil Jane, desarrolla no hace mucho la tesis de que la separación de América se debió a la extrañeza que a los criollos produjeron las novedades introducidas en el gobierno de nuestros países por los virreyes y gobernadores del siglo XVIII, destruyendo el fundamento mismo de la lealtad americana. "Desde ese momento ganó terreno la idea de disolver la unión con España, no porque fuese odiado el Gobierno español, sino porque parecía que el Gobierno había dejado de ser español, en todo, salvo el nombre". Algo semejante afirmó entre nosotros Juan Manuel de Rosas y su ministro Anchorena.” Alfredo Sáenz

La mayor responsabilidad recae pues sobre la España Gobernante en general, que al renegar de sí misma, con la esperanza de agradar a las naciones enemigas y sobre todo a Francia. Sintomático es en este sentido lo que el conde de Aranda escribía al de Florida-Blanca, ambos grandes maestres masones del Gran Oriente francés, en 1776:
"Rousseau me dice que, continuando España así, dará la ley a todas las naciones, y aunque no es ningún doctor de la Iglesia, debe tenerse por conocedor del corazón humano, y yo estimo mucho su juicio".

“Generaciones sucesivas de españoles se fueron educando en la vergüenza de ser español, en la envidia a la Francia revolucionaria, y en la más supina ignorancia del sentido de la gesta americana. Según el estudioso inglés Cecil Jane, antes citado, en las guerras de la independencia los hispanoamericanos combatieron en buena parte por los principios españoles de los siglos XVI y XVII, contra las ideas de explotación económica que llevaron a América los virreyes y funcionarios de Fernando VI y Carlos III.”: Alfredo Sáenz

La situación queda caracterizada en un hecho que no deja de ser llamativo: Morillo, el general de Fernando VII, era volteriano y Bolívar, en cambio, aunque iniciado en la masonería cuando joven, proclamaba en Colombia en 1827: "La unión del incensario con la espada de las leyes, la verdadera arca de la alianza". Por cierto que los primeros revolucionarios de hispano América, educados en el espíritu de la Revolución Francesa, hubieran podido hacer suya aquella frase de un francés de aquel tiempo: "Vosotros no sois hijos de España; sino que sois los hijos de la revolución francesa" Pero también hubiesen podido repetir numerosos españoles, que gozaban oyendo la Marsellesa, el primer himno que no nombra a Dios.


El destino de Iberoamérica

Continuamos en seguimiento del Padre Alfredo Sáenz:

“Hace poco se han celebrado los 500 años del Descubrimiento de América, muchos trataron de darle a la gesta una interpretación torva y siniestra, mediante la exhumación de los vacuos prejuicios empleados por la "Leyenda Negra".

Interesante resulta recordar a este respecto que fue el español Julián Juderias quien publicó, en 1914, la primera edición de "La Leyenda Negra", paradójicamente inspirado en un sentimiento patriótico. Había llegado a la conclusión de que los prejuicios Protestantes, primero, y revolucionarios después, crearon y mantuvieron la leyenda de una "España inquisitorial ignorante, fanática, incapaz de figurar entre los pueblos cultos", lo mismo ahora que antes; y como esas ideas ofendían su patriotismo escribió su obra con el propósito de mostrar que los españoles sólo habían sido intolerantes y fanáticos cuando los demás pueblos de Europa también hayan sido tales, y que se debía estudiar a España sin fobias y prevenciones.

Frente a ello, hay que salir por los fueros de la verdad conculcada, evocando a la reconstrucción de lo destruido. Es preciso rehacer la Hispanidad. Como bien dijo Ramiro de Maeztu, "la obra de España, lejos de ser ruinas y polvo, es una fábrica a medio hacer, como la Sagrada Familia de Barcelona, o la Almudena, de Madrid, o si se quiere, una flecha caída a mitad de camino, que espera el brazo que la recoja y lance al blanco, o una sinfonía interrumpida, que está pidiendo los músicos que sepan continuarla”.

Se va haciendo cada vez más apremiante volver a descubrir a América, es decir, quitarle sus maquillajes, sus disfraces y máscaras falaces, para poder reencontrar su verdadera esencia. Afirma Ramiro de Maeztu que, por desgracia, la mayor parte de los países de Hispanoamérica parecen tener ahora dos patrias ideales, aparte de la suya. La una es Rusia soviética; la otra, los Estados Unidos. Son los dos grandes señuelos actuales.

Para las masas, los obreros, los universitarios de izquierda, la revolución bolchevique; para los políticos y los economistas, los empréstitos norteamericanos. O el culto de la revolución o la adoración del bienestar. Dividida su alma por estos ideales antagónicos, ambos exóticos, extranjeros a su alma, los pueblos hispánicos no hallaran sosiego sino cuando se reencuentren con su vocación inicial, cuando retornen a su centro de gravedad, que es la Hispanidad. "Noli foras ire - decía Ganivet, parafraseando S. Agustín-; in interiore Hispanae habitas veritas".

“¿Porque los pueblos hispánicos estamos tan exangües y deslucidos, pesando tan poco en el concierto universal de las naciones? Porque hemos dado la espalda a las fuentes. Buscando ser originales, acabamos por perder nuestra originalidad. Porque lo original ¿no es acaso lo originario?”
“Habría, que actualizar lo de Maeztu. Desaparecida Unión Soviética, solo parece quedar el NOM (Nuevo Orden Mundial). Frente a él nuestro bloque. No Panamericanismo, ni Latino americanismo, ni Indoamericanismo.”
“Los argentinos hemos de ser más argentinos; los colombianos más colombianos, los mexicanos más mexicanos. Y no lo lograremos sino somos a la vez más hispánicos, pues la Argentina, México y Colombia son, es cierto, nuestras respectivas tierras, pero la Hispanidad es nuestra común raíz espiritual, el mismo que la condición de nuestra presencia peculiar en el mundo. Debemos retomar la antorcha de nuestra misión, una misión interrumpida por el espíritu de la Revolución moderna, de la Revolución anticristiana, retomar las esencias de los siglos XVI y XVII: su mística, su religión, su moral, su derecho, su política, su arte, su función civilizadora, Para Proyectamos a la construcción de un futuro mejor. Se trata de una obra a medio hacer, de una misión inacabada”. Alfredo Sáenz

De Maeztu propiciaba la reaparición de "los caballeros de la Hispanidad", también de los poetas, ya que no hay nación sin poesía: "Si la plenitud de la vida de los españoles y de los hispánicos está en la Hispanidad, y de la Hispanidad en el recobro de su conciencia histórica tendrán que surgir los poetas que nos orienten con sus palabras mágicas ¿Acaso no fue un poeta quien asoció por vez primera las tres palabras de Dios, Patria y Rey?  Nuestros guerreros de la Edad Media crearon otra que fue talismán de la victoria: ¡Santiago, y cierra España! En el siglo XVI pudo crearse, como lema del esfuerzo hispánica, la de: "La Fe y las obras. . . "Los caballeros de la Hispanidad tendrán que forjarse su propia divisa. Para ello pido el auxilio de los poetas”.


Iberoamérica está en estado de vigilia ante el amanecer que llega y que en cierto modo lleva consigo. Así parecían haberlo instituido lo compañeros de Colón, cuando ya visible el alba, cada noche, hasta el amanecer del 12 de octubre, rezaban presididos por el Almirante.
ALFREDO SÁENZ


UNA REFLEXIÓN

En la Primera Parte de este ensayo, así como en esta Segunda Parte hemos constatado la gran diferencia en los propósitos y resultados de las colonizaciones. Tanto la española como la inglesa.
Son dos concepciones opuestas, antitéticas. Aunque ambas nombran a Cristo en sus conquistas los frutos de sus acciones han sido diversos. Entonces cabe hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál de las dos ha dado mejores frutos? Es una pregunta que os invito a contestar.
Este ensayo sintético nos ha dado una idea clara y contundente de la Historia,  basada en los hechos irrefutables  que se desarrollaron durante los tres siglos anteriores a la guerra de Independencia de los angloamericanos contra la Monarquía Inglesa; una guerra de estira y afloje en la que participaron decisivamente del lado angloamericano, las Coronas borbónicas: España y Francia.
Guerra, que terminada con el reconocimiento de Inglaterra, España y Francia a la naciente República de los Estados Unidos de América, en el Tratado de Versalles en 1783. La nación americana que había nacido pigmea, y que con el tiempo se convirtió en un gigante, y a pesar de la ayuda recibida de esas potencias, acabó por echarlas de Nuevo Continente que desde entonces, consideró de su propiedad.
En el tercer milenio ya no es posible seguir callando las injusticias que ingleses y angloamericanos con odio reconcentrado, han cometido por medio de la Leyenda Negra, contra el Orbe Hispano desde hace casi cinco siglos.
Es de elemental justicia difundir la verdad histórica que ha estado sumergida y ocultada por  razones políticas,  a lo largo de todo ese tiempo. Los enemigos del Orbe Hispánico han amontonado  mentiras y calumnias que con machacona insistencia, utilizando toda clase de medios propagandísticos, han formado: la llamada “Leyenda Negra”. Que es una serie de calumnias contra la Religión Católica, contra su representante el Papado y contra su espada el Imperio Español.
Esta andanada de mentiras, escritas y difundidas por los enemigos de España: esencialmente los judíos y los religiosos protestantes, que sirviéndose  de la naciente imprenta, inundaron con su propaganda a  Inglaterra, Holanda, Francia, Italia y Alemania; denigrando las exploraciones, la conquista de los nativos americanos, la vigilancia de le Fe por medio del Santo Oficio y  con todo ello, la consiguiente formación de Imperio Español Católico, que hizo de España la primera potencia mundial durante el siglo XVI y gran parte del XVII.
Pero, gracias a Dios, los españoles de esos siglos, grandes escritores de todo tipo de sucesos, lograron formar en todo el Orbe Hispánico numerosos archivos, la mayor parte de ellos se han conservado, y son documentos invaluables para rehacer la Verdad histórica. 
Yo invito a los investigadores e historiadores hispanoamericanos para que investiguen lo referente a los temas que hemos tratado en esta Relación Esquemática y Comparada entre las colonizaciones española e inglesa y de ahí obtengan el criterio necesario para difundir la verdad histórica.
Para contribuir a este buen fin, me permito recomendar tres libros:
Uno es el interesante libro del Profesor Philip W. Powell catedrático de la Universidad de Santa Bárbara, California. U:S:A: “Tree of Hate”, “Árbol de Odio”;  La Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones  entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico. Luis Ozden

Editó y adaptó: LUIS OZDEN

BIBLIOGRAFÍA

Empezando el siglo XVI, cuando España era la mayor potencia del Occidente cristiano y la creadora del primer Imperio Global, nacieron en Europa una variedad de propagandas de tipo hispano fóbico, que se arraigaron como Historia “verdadera” y establecieron una tradición de denigrar y empequeñecer a España, los españoles y la mayoría de sus hechos. Esta tradición ahora conocida como “Leyenda Negra”, mezcla ponzoñosa de distorsiones difamatorias, contribuyó al declive de España y continúa, aún en nuestros días, siendo la base de antipatías culturales que obstaculizan una justa valoración  y comprensión de lo que ha sido y es el Mundo Hispánico.
La pertinaz pervivencia de esta Leyenda, tanto tiempo después de sus comienzos, y su endurecimiento en los odios religiosos, políticos y culturales de los siglos pasados, es una triste lección sobre las consecuencias dañinas y eternas del uso propagandístico de la imprenta como arma bélica y de grandes conflictos ideológicos y culturales –lección sumamente importante para el mundo contemporáneo.
El “Árbol de Odio” de profesor Powell quiere poner de relieve y hacer más conocida la naturaleza y falacias anti intelectuales de esta Leyenda acumulativa, con el fin de que sus errores y distorsiones sean eliminados de los sistemas educativos de su propio país, los Estados Unidos, no solo en busca de la excelencia educacional, sino también como paso básico para mejorar las relaciones entre su nación y el vasto Mundo Hispánico, que tan vital es para el bienestar y, posiblemente, la supervivencia de la civilización occidental.
El autor destaca que una comprensión de las mentiras y efectos perniciosos de la Leyenda Negra es esencial para los no españoles que buscan un conocimiento exacto de la cultura hispánica; y que las personas de culturas e idiomas ibéricos deben conocer mejor los efectos de la Leyenda Negra entre los pueblos con los cuales tienen relaciones importantes, especialmente en Europa y las Américas.
El autor, en un estilo atractivo y a menudo con giros irónicos y punzantes, ofrece una síntesis provocativa y entretenida de las revisiones eruditas que han destruido los mitos y conceptos erróneos en los que se refiere a la conquista y gobiernos españoles en las Américas. También demuestra las formas en que la Leyenda ha ejercido influencias maléficas en la política exterior de los Estados Unidos y en las actitudes de sus compatriotas hacia todo el mundo Hispánico. Cuando Árbol de Odio apareció    recientemente en Nueva York, publicado en lengua inglesa, fue el primer libro en tal idioma sobre el tema de la Leyenda Negra.
Para todos aquellos de cultura y habla hispánica, Árbol de Odio presenta una sorprendente visión de las causas, actitudes y acciones a veces incomprensibles, del liderato mundial anglo parlante que sustituyó a España en el liderato mundial, y que hoy en día (en especial en los Estados Unidos) es el blanco de propagandas similares a las que engendraron y perpetuaron a la Leyenda Negra anti española.
Transcribió y adaptó: LUIS OZDEN


También recomiendo leer los siguientes libros:
“INQUISICIÓN SOBRE LA INQUISICIÓN”: Alfonso Junco,  Ed. JUS

“EN DEFENSA DE LA HISPANIDAD”: Ramiro de Maeztu